lunes, 12 de octubre de 2015
En "peligro extremo", 180 mil niños migrantes
LA CRÓNICA El miedo es para ellos como una sombra terca, que los persigue entre cultivos de tomate, calabaza y berenjena.
“Del campo no podemos salir. Ni asomarnos siquiera”, balbucea César Isauro, originario del municipio de Alpuyeca, Guerrero -región de La Montaña-, y quien recién cumplió ocho años.
—¿Por qué el encierro obligado?
—Es que nos roban –dice.
Junto a sus padres y dos hermanos, inició ya la travesía rumbo al estado de Sinaloa, donde trabajarán en un campo agrícola. Así ha sido durante el último lustro.
La voz de alerta en torno a los riesgos de pequeños como César viene ahora de la Secretaría de Educación Pública: según la dependencia federal hay en el país más de 300 mil niños migrantes, y por lo menos el 60 por ciento carece de acta de nacimiento, un reflejo de su vulnerabilidad legal y jurídica.
Se trata, entonces, de alrededor de 180 mil pequeños, que se han vuelto atractivos para las redes dedicadas a la trata de personas y al tráfico de infantes.
Los expedientes se replican de manera especial en Sinaloa, Sonora y Baja California.
“Es una realidad que los niños migrantes están en peligro extremo, y más aún los que no tienen documentos. Hemos registrado casos cotidianos de trata y de robo”, revela a Crónica Diana Karen González, subdirectora para la Atención de Educación Preescolar Indígena de la SEP.
— ¿Qué detona esta problemática entre los chicos migrantes?
— Que muchos de ellos no cuentan con acta de nacimiento, es parte de los vacíos que buscamos subsanar tanto las autoridades educativas como las del Registro Civil. Urge que todos tengan un documento que los identifique, porque ellos mismos lo expresan cuando vamos a los campamentos: temen ser robados.
— ¿De los propios campos agrícolas?
— En las inmediaciones y durante el tránsito o proceso de movilidad, porque hay redes especializadas en la captación de esos menores en su traslado de un lugar a otro.
— ¿Qué porcentaje de niños migrantes carece de acta de nacimiento?
— Es muy alto, hablamos de un 60 por ciento. Sus padres se niegan a registrarlos en las ciudades donde trabajan, pero cuando regresan a casa tampoco se cumple el trámite. Lo que intentamos es convencerlos de la importancia de sacar sus actas o sus claves únicas de registro de población, sin importar el lugar, porque son instrumentos que pueden evitar que los pequeños sean víctimas de trata o robo.
La Dirección General de Educación Indígena no tiene una cifra exacta de cuántos casos delictivos de este tipo se han presentado en la presente administración. El conteo aún está en proceso de definición con el respaldo del Consejo Nacional de Población (Conapo) de la Secretaría de Gobernación. Lo que sí se conoce, pese a la movilidad del sector, es el número de 300 mil niños migrantes a nivel nacional.
TRÁMITE DIVINO. Tampoco los dos hermanos de César, de 5 y 2 años de edad, tienen acta de nacimiento. Su madre había argumentado a las autoridades que “en su tierra no había registro y además los niños no necesitaban ningún papel hasta que se lograran, ya Dios dirá cuándo será el momento”. También dijo que las frecuentes y prolongadas salidas de la familia dificultaban la situación. Después de la alerta oficial y la incidencia delictiva en los campos, los tres han iniciado ya el procedimiento administrativo.
Otro de los casos documentados a nivel federal es el de la familia Mora, de la región de Olinalá, también en la montaña guerrerense, cuyos cinco hijos de entre uno y nueve años tampoco han sido registrados. “Es que no hemos tenido dinero”, dijo doña Lidia, la madre, mientras don Juan expresó: “No quiero que mis hijos sean de Baja California, donde pasamos la mayor parte del tiempo. Ya Dios sabe quiénes son, y él los cuida”.
Pese a la falta de documentación, tres de los niños en edad escolar fueron inscritos en la escuela…
“Aunque no tengan papeles, no se les niega el acceso para el registro escolar, es su derecho, pero sí se trata de sensibilizar a los padres de que los chicos deben obtenerlos cuanto antes, no sólo para su tránsito en el sistema educativo, sino para contar con una identidad plena y por su propia seguridad e integridad”, refiere González.
RETOS. Conforme a los datos de SEP, por medio de convenios con los dueños se han logrado instalar colegios dentro de los centros agrícolas, con periodos diversos de arribo que no se ajustan al calendario convencional agosto-julio, pues el flujo de familias migrantes hacia sus centros de trabajo se incrementa de octubre a marzo. Entre los principales retos están la profesionalización del profesorado y su capacitación lingüística -en las escuelas de migrantes se han detectado hasta cinco lenguas distintas entre los alumnos-, además de la generación de materiales aptos desde el punto de vista cultural y la mejora en infraestructura.
Según Alicia Olvera Rosas, directora de Educación Básica Indígena, la falta de presupuesto etiquetado hacia el rubro infantil migrante ha reducido el impacto positivo de los programas de atención:
“Antes los niños migrantes tenían presupuesto propio, pero en 2014 se juntó para atender telesecundaria y educación especial, y se nos perdió; casi en todos los estados se entendió la inclusión sólo para niños con necesidades especiales, no para migrantes o indígenas”.
En 2002 se atendían 16 mil niños migrantes y para 2013 ya eran 70 mil. Sin embargo, para 2014 -con un presupuesto disperso- la población atendida bajó a 47 mil…
Y el miedo sigue ahí, entre calabazas y jitomates…
LOS DATOS
*Atención de SEP: comunidades indígenas con más de 100 habitantes
*Atención Conafe: comunidades indígenas con menos de 100 habitantes
*Escuelas para niños migrantes a nivel nacional: 2,498
Matrícula: 47,176 alumnos
*Primarias para niños indígenas: 10,133
Matrícula: 827,628
*Centros preescolares para niños indígenas: 9, 617
Matrícula: 411,140
*Educación Inicial para niños indígenas -de 0 a 3 años-: 2,102
Matrícula: 49,328
Fuente: SEP
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