En el Estado de México antes de la pandemia habían registrados 70 mil restaurantes, los cuales generaban 340 mil empleos directos; actualmente han cerrado definitivamente 10 mil unidades, con una pérdida de al menos 50 mil empleos directos y pérdidas económicas; hasta noviembre, de 30 mil millones de pesos, es decir, casi 70 por ciento de lo que vende en el año; según la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC).
Pero, con la reducción de operaciones hasta las 5 de la tarde, tal y como lo anunció el gobierno estatal; podrían cerrar sus puertas de aquí a enero otros 10 mil restaurantes, se perderían 50 mil empleos directos más y para enero un total 20 mil establecimientos.
Mauricio Massud Martínez, presidente de la CANIRAC detalló que “esta situación nos está asfixiando y se vuelve insostenible, no se trata de utilidades sino de supervivencia. Los desayunos van de 8 de la mañana a una de la tarde, las comidas de 1 a 9 de la noche, cuando abren 60 por ciento de los establecimientos, y las cenas de 9 a las 2 de la mañana, lo cual están permitido dentro de la licencia de funcionamiento”.
Añadió que las cenas representan 45 por ciento de las ventas de los negocios y desde abril, cuando cerraron operaciones, han sido nulas. Aunado a que sólo 10 por ciento de los restaurantes ofrecen comida para llevar; pues las plataformas de entrega cobran montos de entre 30 y 46 por ciento, "lo cual nos hace imposible subsistir”.
Por lo que pidió mantener los horarios con los que se venía operando con la finalidad de salvar del desempleo a miles de empleados de la industria que en estas fechas viven en la zozobra por la posibilidad de que se cierren sus fuentes de empleo, afectando gravemente su futuro y el de sus familias.
“Menos del 5 por ciento de los expedientes que ingresamos a Nacional financiera lograron algún tipo de crédito y 95 por ciento de los negocios se ha endeudado de una u otra manera, las ventas del próximo año no darán para recuperarnos, probablemente hasta 2022 podremos pagar sin generar rentabilidad”.
Resaltó que de acuerdo con el gobierno estatal el problema se encuentra en las fiestas masivas, clandestinas sin ninguna medida de protección e higiene, en las reuniones privadas o los hogares donde hay más de 10 personas, incluso el transporte público y que los restaurantes no son fuente de contagio.
De mantenerse como venían operando –agregó- podrían mantenerse los horarios escalonados para los empleados, evitando aglomeraciones en transporte público.
Massud Martínez enfatizó que los restaurantes son aliados de las autoridades pues presentan una oferta responsable tanto para la gente que tiene que salir a trabajar como aquélla que quiere cuidarse y no asistir a reuniones masivas.
Reiteró el compromiso de mantener el protocolo Mesa Segura, extremando precauciones y difundiendo su campaña #NoBajesLaGuardia, aunque más del 90 por ciento el sector cumplía con las medidas, horarios y aforos permitidos.
“Las inversiones en gel, desinfectantes, tapetes sanitizantes, protecciones, entre otras cuestiones, oscilaron entre los 20 mil y 150 mil pesos, dependiendo del tamaño de negocio para abrir en julio. Ese gasto se adicionó en productos químicos, insumos de limpieza, que representan entre 2 y 3 por ciento de las ventas del día”.
Al respecto, Gilberto Sauza Martínez, presidente del Consejo Coordinador Empresarial del Estado de México (CONCAEM), refirió que mantienen las mesas de trabajo semanales con el gobierno estatal, donde están todos los sectores, sin embargo, solicitan que se analice el caso de cada sector.
De esta forma, apelan a la sensibilidad del gobernador y la gran apertura para dialogar, cuáles son los efectos de abrir hasta las 11 de la noche o hasta las 5 de la tarde, para determinar si es viable o no su cierre. "No podemos avanzar sin analizar las medidas que se toman, estamos a tiempo de no perder más fuentes de empleo y la inercia de reactivación económica”.
También enfatizó que el funcionamiento de los restaurantes no afecta las medidas de salud que ha determinado el gobierno, pues el sector industrial en su momento, por ejemplo, "implementó al 100 por ciento sus protocolos sanitarios y como no representaba un riesgo se le permitió operar pese a no ser esencial; por ello es momento de voltear a ver a la industria alimentaria de servicios y en base a sus horarios, mecánicas y procesos, verificar qué tan dañinos son los cambios para la sociedad".