• Es urgente sentar las bases y alcanzar los acuerdos necesarios entre autoridades municipales y el sector, a fin de dar una nueva fisonomía a la Ciudad, sobre todo al centro.
• Prioritario un amplio programa de reordenamiento de la vía pública que respeten todos.
• Recordar y nadie debe olvidar que los vendedores ambulantes son parte integral de las economías urbanas.
Por Mario Ruiz Hernández
NAUCALPAN, Méx., a 27 de enero del 2025.- Es sorprendente en Naucalpan, nuestro municipio, el claro problema que enfrenta el comercio en sus diversas modalidades y sobre todo, el de vía pública.
En distintos momentos la gente ha insistido en la instrumentación de un programa de reordenamiento, más que de reubicación, y generar las condiciones a propósito de lograrlo.
Un proyecto estratégico en Naucalpan centro-San Bartolo, “El Molinito”, y otros espacios públicos, que de la oportunidad a detallistas de crecer sin el temor de ser retirados por la fuerza pública.
En cada lugar o espacio, sentar las bases y alcanzar los acuerdos necesarios entre autoridades municipales y el sector, a fin de dar una nueva fisonomía a la Ciudad, sobre todo al centro.
De igual manera, proponer alternativas que mejoren el entorno urbano, que posibiliten el libre tránsito, mejoren la calidad de vida, la sostenibilidad y el funcionamiento eficiente de justamente la ciudad.
Los proyectos para dignificar Naucalpan centro-San Bartolo-parten y de muchos años atrás y cada gobierno municipal que llega tiene sus estrategias que lamentablemente no han alcanzado el objetivo.
Sin embargo, los conflictos para el ejercicio de la actividad comercial son muchos y de diferente índole y los cuestionamientos son varios: ¿Las personas tienen derecho a trabajar en la calle? De ser así, ¿cuáles son las limitaciones y las condiciones atadas a este derecho?
Históricamente, las autoridades municipales han intentado diversas formas para regular, o incluso prohibir el comercio en las calles, implementando disposiciones de carácter administrativo y penal; pero hasta ahora, ninguno de estos ha demostrado ser exitoso.
De hecho, en algunas ocasiones estos experimentos han sido contraproducentes. Las impugnaciones de inconstitucionalidad de los ordenamientos municipales han allanado el camino para la incorporación de normas municipales fundadas en el derecho a trabajar en las calles.
En ese sentido, el comprender y explicar cómo el acto de instalar un puesto ambulante de madera o metal en la vía pública contribuye al desarrollo de un régimen reglamentario que administra el derecho a trabajar en el espacio urbano.
El contexto a considerar vale la pena, en el mismo orden que plantear qué Naucalpan centro para San Bartolo, y más allá de posturas políticas y partidistas, de medir los liderazgos de comerciantes de vía pública a razón “del voto”, y de los vencedores y los derrotados, reconfigurar o reconvertir el espacio urbano.
Creo que es el momento de darle el lugar que merece al legendario San Bartolo y a toda la actividad comercial que se desarrolla cotidianamente en ese amplio perímetro.
Así también, el limpiarlo y promover constantemente el aseo público, en toda la zona desde los fétidos olores de los lavaderos del mercado de la cabecera, hasta la suciedad del Parque Román Díaz y la Plaza Revolución, sus calles, Abasolo, Estacas, y Morelos, y pensar en algunas plazas comerciales.
En suma, nadie debe olvidar que los vendedores ambulantes son parte integral de las economías urbanas y que millones de personas se ganan la vida, a través de esta actividad.