miércoles, 10 de febrero de 2016

Reeditan Mapa de México-Tenochtitlan y sus contornos hacia 1550, de León-Portilla

LA CRÓNICA El primer mapa de la Nueva España en el que se muestran los orígenes urbanísticos y orográficos de la Ciudad de México, el nombre asignado a los pueblos y las primeras actividades económicas que se desarrollaron después de la Conquista, data del siglo XVI y hace 30 años Miguel León-Portilla publicó un libro con los detalles de este documento llamado Mapa de México-Tenochtitlan y sus contornos hacia 1550, edición que en los próximos días llegará a las librerías con una versión actualizada y coordinada por el propio investigador emérito de la UNAM.
En el marco de su cumpleaños número 90 y del homenaje que se le rendirá en el Centro Cultural Universitario en el mes de febrero, la publicación corregida incluirá una reproducción del mapa que fue hallado hace más de cien años en la Universidad de Uppsala, Suecia –y que aún se encuentra en ese país–, además de un disco con la cartografía en formato digital. La importancia de este mapa, explica Gerardo Hernández Medina, miembro del Seminario de Cultura Náhuatl, es que contiene 200 signos pintados que fueron descritos como glifos toponímicos por Miguel León-Portilla y Carmen Aguilera, los cuales se pueden apreciar en la primera edición del libro Mapa de México-Tenochtitlan y sus contornos hacia 1550, publicado en 1986 por la editorial Celanese Mexicana. “Estas señales toponímicas refieren la importancia del nombre de un lugar y también funcionan como descriptores de los asentamientos y las características geográficas”, añade el especialista que se encarga de la reconstrucción de dichos dibujos y quien pone como ejemplo el glifo de Iztapalapa, que a simple vista en el mapa parece una laja pero que en realidad es una losa rodeada de agua. “Si amplías la imagen del mapa, los glifos se distorsionan, entonces realicé una reconstrucción a mano de los topónimos tal y como aparecen. En la anterior edición eran cerca de 200, ahora sólo incluiremos aproximadamente 150 porque quitamos varios que no tenían una buena referencia, es decir, que no era clara la forma en que se les llamaba, por ejemplo, se les llamaba flor o bolita. Por eso dejamos aquellos de los que tenemos la certeza que tienen un lugar ubicado y un nombre”, precisa. El también biólogo por la Facultad de Ciencias de la UNAM asevera que la primera edición del libro se encuentra en pocas bibliotecas, motivo por el que a León-Portilla le gustaría que esta nueva edición tuviera difusión por parte de los gobiernos para que la gente pueda acceder al documento histórico. “Otro aspecto importante del mapa es que es el primero del México post Conquista, uno puede buscar en mil 600 y no hay cartografías, entonces éste tiene registros tempranos de la Nueva España, es decir, muestra cómo después de la llegada de los españoles se transformó la ciudad, por ejemplo, se observa que de Tenochtitlán ya no hay restos del sitio prehispánico, sí marcan la zona pero no aparecen los templos, sólo pintan algunas construcciones aledañas, prácticamente representan el sitio como lo conocemos actualmente”, explica. MAPA MÚLTIPLE. El Mapa de México-Tenochtitlan y sus contornos hacia 1550 también se conoce como Mapa de Uppsala o Mapa de Santa Cruz y es considerado una cartografía múltiple ya que contiene la orografía del siglo XVI del Valle de México, su primera traza urbana con las principales avenidas que hasta hoy se conservan, la representación de las actividades económicas como pesca, agricultura o el transporte de pulque y un catálogo visual de cuáles iglesias y palacios fueron construidos. “Es un mapa muy bello y lo nombran Mapa de Santa Cruz porque se piensa que lo hizo Alonso de Santa Cruz, pero en realidad fue hecho por manos indígenas en el Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco. Eso es algo valioso y quien lo observe se maravillará por los colores y su hechura”. —¿Con qué materiales fue hecho el mapa? —Con piel de mamífero, aunque no se ha estudiado mucho, pero las hipótesis plantean que es de venado porque en ese tiempo en el mercado de Tlatelolco se vendían pieles de venado preparadas para pintar. El mapa mide 1.14 por 78 centímetros y los colores que tampoco se han analizado y a juzgar por otros mapas, puede ser que contenga azul maya, el rojo de la grana cochinilla y carbón negro. Hernández Medina agrega que la vista del mapa también es múltiple, porque en algunos puntos están pintados en una dirección de 90 grados, otros a 45 y 30 grados, e incluso, contiene panoramas a vista de caballo y a nivel del suelo. —¿Cuáles son los límites? —Hacia el sur la parte de Xalatlaco, hacia el oriente-norte el Popocatépetl e Iztaccíhuatl, otros límites son Amecameca y Otumba, y en el norte-poniente, está la salida a Querétaro y Jilotepec. “Tiene muchas particularidades en su elaboración por la técnica y el espacio que representa. Es un mapa mestizo por los topónimos, por las vistas es prehispánico, pero por el color y la forma es como un mapa de paisaje europeo”, indica. Sobre el uso que tuvo y la fecha exacta en que fue hecho, el investigador comenta que son datos controversiales, ya que a pesar de que el documento tiene una leyenda en latín, las letras no son claras, sólo se aprecia que fue entregado a Alonso de la Vera Cruz, al virrey Mendoza y se observa el águila bicéfala del imperio español. GEOGRAFÍA. Miguel León-Portilla (Ciudad de México, 1926), Premio Crónica 2013, en la primera edición escribió que este mapa despierta al ojo avizor las interrogantes: ¿éste es un trabajo que se ha de atribuir a la mano indígena, según parecen sugerirlo los cerca de 200 glifos toponímicos, vestigios de la cultura prehispánica que en él se mira?, ¿o se trata de un mapa en el que se recrea el paisaje urbanístico con las iglesias y con su flora y escenas variadas del quehacer cotidiano (del siglo XVI)”. Por último, Hernández Medina añade que todas las avenidas principales de la actual capital, tienen su origen en ese mapa “en el plano podemos localizar Chapultepec, Mixcoac, Tenayuca, Eje Central, Avenida Universidad, Calzada de Tlalpan, Tacuba… una infinidad que nos muestra los orígenes de la ciudad”.

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