viernes, 24 de octubre de 2014

Metepec se prepara para la fiesta de Día de Muertos

José Alfonso Soteno Fernández, alfarero autodidacta. El Sol de Toluca- Lizbeth Méndez Mendoza. "Yo como artesano empecé a la edad de 8 años, ahora tengo 71, el taller fue de mis abuelos, luego de mi padre. Aprendí viendo cómo ellos hacían las ofrendas tradicionales del Día de Muertos aquí en Metepec. Colocaban su ofrenda en la casa y adornaban su mesa con calaveras de barro que ellos mismos hacían. De ahí empecé a seguir las tradiciones", señaló don José Alfonso Soteno Fernández, destacado artesanos metepequense, quien fue condecorado en La Habana en 2010 con la medalla "Haydee Santamaría" por crear un Árbol de la vida -de seis metros de altura-, donada a Cuba en 1975 por el entonces presidente de México, Luis Echeverría. El alfarero autodidacto señaló que su abuelo murió a los 92 años de edad, justo en el año en que él nació y fue su abuela la encargada de seguir con la tradición de las calaveras, quien "empezó a hacer sus famosos árboles de la vida y después los árboles de la muerte, que son de calaveras". José Alfonso Soteno -quien reveló que la primera Catrina gigante la hizo hace más de 40 años, la cual medía dos metros de altura-, sostiene que no necesita de un dibujo para empezar a moldear una figura. "Yo nomas pensando cómo voy a realizar mi trabajo, voy haciendo mis calaveras o mis Catrinas y pues le voy dando la forma que se me viene a la cabeza, yo no tengo ninguna maqueta, el molde es la cabeza (de la calavera) pero ya la vestimenta y todo eso es hecho a mano". El convertidor de ideas en figuras de barro -de diversos tamaños, diseños y colores- elabora Árboles de la Muerte, también llamados Árboles de la Catrina, Eventos Fúnebres como: Entierros, cráneos, catrinas, catrines y hasta otras piezas inimaginables puestos en los altares tradicionales, como el pan, el mole, los frijoles, el atole, las tortillas, la cera, los candelabros, el sahumerio y más; sólo con pensarlas. Mientras que otros artesanos sí requieren de un boceto para guiarse, incluso hay quienes solicitan personas como modelos, caso de Guillermo Serrano, quien aseguró ser uno de los dos únicos artesanos del Figuratismo que dominan la técnica de modelado de cordón en Metepec. Guillermo Serrano, también reconocido por encabezar la creación de un nacimiento gigante que se fue al Vaticano como obsequio al papa Benedicto XVI en el 2009, mismo que se exhibe junto con las obras de afamados artistas como Miguel Ángel y Rafael, menciona que incluso se ven obligados a tomar fotografías a las expresiones de las caras de quienes fungen como modelos para dar vida a los personajes en barro que producen. El elemento clave y el proceso del lodo Con respecto al tema de la elaboración de las piezas de barro, cuyos precios se estiman desde los 20 o 25 pesos en cráneos (o calaveras) en miniaturas de 5 centímetros y las catrinas, que varían de acuerdo al tamaño, pero sobre todo del vendedor y el lugar, podrían llegar a costar uno de un tamaño de 20 centímetros desde 300 pesos y en un formato mayor como de un metro hacia arriba, decenas de miles de pesos; Serrano destacó que el ingrediente clave que usan todos los artesanos del Pueblo Mágico para lograr tal arte que ha trascendido a nivel internacional, es sin duda la flor de tule (que es la caña, la semilla, el camote) -conocida por los alfareros metepequenses como plumilla y por los habitantes de Michoacán como cohete-, el cual vuelve más resistente al lodo, "como si fuera plastilina". "La plumilla es lo que le da vida al barro, es para que no se parta. Para nosotros los artesanos de Metepec es muy necesario este material", reveló el artesano José Alfonso Soteno, quien indicó que existe un censo de que son "alrededor de 92 familias artesanas en Metepec", y declaró: "las familias Soteno, González y Ortega fuimos los pioneros del Árbol de la Vida". Soteno Fernández generalizó que el barro lo extraen de Ocotitlán, Metepec. Pero que en el caso de la plumilla la proveen de Lerma, donde se da de vez en cuando, así como de Michoacán y Guanajuato. Señaló que la inversión económica para ambos materiales (el barro en terrón y la plumilla), son poco costosos, aunque el proceso combinado con el agua para hacer el lodo, sí tiene sus esfuerzos. De acuerdo con las artesanas Josefina Díaz Rodríguez y Sonia Ortega González, los artesanos Israel González Ortega y Roberto Castillo del Águila, entrevistados en un recorrido por los locales del mercado artesanal de Metepec, quienes coincidieron de manera contundente que lo primero que debe hacerse al adquirir la arcilla, es esparcirla en un patio y exponerla al sol para que se seque. Una vez seca, tiene que molerse por medio de un rodillo de concreto que puede pesar más o menos 70 kilogramos, según el tamaño que se tenga, una vez triturados los terrones, acción que puede tardar más de dos horas, se cuela (se cierne) -a través de una maya- hasta que la arcilla quede finita para posterior batirla o mezclarla con agua y la plumilla de una medida variada entre 40 a 50 por ciento de plumilla de un 100 por ciento de barro según se requiera. De ahí se pasa a la etapa de amasar el lodo para cortar unas bolas o pelotas y así empezar a crear las figuras deseadas. Existen dos maneras muy conocidas que los artesanos utilizan para realizar sus figuras, una es a base de moldes y la otra es manual, esta última es la técnica tradicional, aún utilizada pero en menor constancia por algunas de las familias artesanas Lo delicado y desgastante del proceso Ya una vez que el artesano ha formado su figura, viene la parte más angustiante y paciente para terminar el proceso, pues por ejemplo una Catrina, según el artesano Roberto Castillo, lleva un tiempo aproximado de una semana, "depende el clima para que se seque completamente y se lleve al horno para coser". Planteó que las figuras más laboriosas son los Árbol de la Muerte, "por ejemplo uno de 30 centímetros, éstos llevan un proceso de hasta 3 semanas para secarse, porque los árboles se tienen que ensamblar, es decir se le tienen que pegar pieza por pieza y no todo al mismo tiempo". Israel González Ortega señaló que "lo más tardado es secar la pieza, porque todas las piezas o la mayoría tienen que tener mucho cuidado, deben estar en un espacio con poca ventilación, para que las piezas no se chupen y se agrieten o abran. La plumilla ayuda a amarrar el barro pero aun así hay veces en que se pueden partir las piezas". González Ortega señaló que en el caso de la Catrina Pajarera, el secado puede tardar de un día hasta una semana, dependiendo si el clima está a 25 grados Celsius. "Hay veces que tenemos que tapar el lodo con trapos húmedos para que la pieza no se seque tan rápido, ya que debe ser lento". Horno de leña o de gas En la parte final del proceso, para lograr un terminado "al natural", la pieza seca se lleva al horno -que debe ser de tabique- y de acuerdo al artesano Roberto Castillo del Águila, si se cosen en un horno de leña la temperatura estará en un promedio de mil grados, mientras que un horno de gas se calcula estará entre los 750 grados. El artesano enfatizó en que "el horno de leña es mejor para coser las piezas. La que se cose en leña tiene defecto en las orillas pero son más sólidos". Como referencia del consumo de combustible, mencionó que el tanque estacionario de 1 mil kilos, en una quema se gasta cerca de 800 kilos en tan sólo 3 o 4 horas. Mientras que para el horno tradicional de leña, las cargas constan de entre 5 y 6 -de 25 a 30 rajas de leña en promedio- que se carbonizan de 5 a 6 horas. "En el horno de leña entra un promedio de 100 a 120 cazuelas y en el de gas de 30 a 60 cazuelas". Es decir que según el tamaño del horno, siempre y por la manera en que las piezas se colocan al interior de cada uno, la capacidad para coser del horno de leña será mayor. La oferta y la demanda Es importante resaltar que la venta de las figuras alusivas al Día de Muertos, tales como la Catrina, los Catrines, los Cráneos y por supuesto los Árboles de la Muerte, permanecen en venta todo el año, pero en el mes de septiembre los artesanos producen una considerable cantidad de piezas para la venta de temporada en que los revendedores se proveen y compran por mayoreo, manifestó la artesana Josefina Díaz Rodríguez, dueña del local "Arte y creatividad Nonato", ubicado en el Mercado Artesanal, y quien dice tener 38 años trabajando en este ámbito. Resaltó que la innovación de este año, al menos en su local, es "el cráneo del sombrero y la calavera vidriada así como los diferentes diseños de Entierros -integrados por alrededor de mínimo de 30 piezas y el más pequeño (con 18 cm) cuesta 3 mil 500 pesos- y el Barco de la Muerte. Mencionó que los acabados corresponden: al natural que es el tradicional, de un color rojizo, al policromado que es el pintado, al pigmentado que es pintado antes de coserse y al vidriado que tiene esmalte. Los entrevistados dijeron que no existe un número exacto de diseños que hay tanto en Catrinas, como en Árboles de la Muerte y figuras, debido a la creatividad de cada artesano que en la mayoría de los casos se vuelven piezas únicas. Aunque sí se podría decir que de la Catrina hay como más de 20 versiones.

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