miércoles, 1 de enero de 2014
Perdió 50% de su extension la selva Lacandona en 20 años
JULIO CÉSAR ROMANI DIRECTOR DE LA RESERVA DE LA BIOSFERA MONTES AZULES
De 1995 a la fecha su entorno ha sufrido un proceso de deterioro y de fragmentación que es realmente alarmante; de una extensión de un millón 800 mil hectáreas, el macizo forestal más compacto de selvas altas perennifolias solo cuenta con 331 mil 200 hectáreas.
La Selva Lacandona ocupa solo 0.1 por ciento del territorio nacional y aporta 33 por ciento del agua dulce disponible en el país; sin embargo, en los últimos 20 años perdió 50 por ciento de su extensión a causa de la agricultura y el crecimiento demográfico.
“De 1995 a la fecha el entorno de la selva ha sufrido un proceso de deterioro y de fragmentación que es realmente alarmante. De una extensión de un millón 800 mil hectáreas, hoy día el macizo forestal más compacto de selvas altas perennifolias solo cuenta con 331 mil 200 hectáreas”, señaló Julio César Romani Cortés, director de la Reserva de la Biosfera Montes Azules.
La Lacandona es considerada un territorio megadiverso, en conjunto sus cinco áreas protegidas hacen un macizo forestal de 420 mil hectáreas y solamente la Reserva de la Biosfera Montes Azules, con una extensión de 331 mil 200 hectáreas, alberga 29 por ciento de todos los mamíferos que existen en el país.
Si bien no se ha perdido por completo, actualmente la selva está fragmentada. A medida que uno se interna en la Lacandona se encuentra entre parches de terrenos agrícolas, potreros y una infinidad de especies de árboles de hasta 50 metros de altura, que a su vez sostienen entre sus ramas una gran diversidad de especies.
“La fragmentación amenaza a las especies en su conjunto, no solo a una o dos, ya que forman una cadena trófica. Se ha afectado el hábitat del jaguar, que es una especie carismática, el hábitat de la guacamaya roja y del tapir, que se encuentra dentro de la Norma Oficial 59 en categoría de peligro de extinción, además del mono aullador o mono saraguato, una especie emblemática de la selva”, agregó Romaní.
De acuerdo con Manuel Lemus Kourchenko, especialista de la Comisión Nacional para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad (Conabio) en Chiapas, a pesar de los esfuerzos de conservación, la selva no ha podido recuperarse a causa de los constantes cambios de uso de suelo.
“Por lo general después de que se siembra la milpa, el suelo se utiliza dos o tres veces con ese cultivo y ya después se siembra pasto, hacen pastizales, potreros y ya no se permite la recuperación de la selva”.
Según los especialistas, la vegetación en un terreno que ha sido empleado para usos agrícolas se puede llegar a recuperar en un plazo de 15 a 20 años, pero los habitantes de la selva, que son parte de la población más pobre del país, necesitan otras fuentes de supervivencia. Aunque las autoridades federales hablan de un rechazo todavía de algunos grupos a programas como el pago por servicios ambientales.
“En un entorno de una población que emerge de un conflicto armado que de alguna manera es reciente, 1994, hay muchos intereses. Y de que ha habido programas de gobierno orientados a mejorar las condiciones de la gente, los hay, pero también hay intereses de comunidades que desean no tener ningún vínculo con el estado”, aseguró el director de la Reserva Montes Azules, Julio César Romani.
Durante 2013, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) destinó 15 millones de pesos en beneficio de 64 mil personas que habitan en 102 comunidades de la selva, a través de programas orientados a conservar las especies autóctonas de maíz criollo, de vigilancia comunitaria, de conservación para el desarrollo sustentable y programas ecoturísticos; este último, la mayor apuesta para recuperar la selva.
TOMAR CONCIENCIA
Desde el palacio municipal de Ocosingo, el alcalde Octavio Albores Cruz llama a los pobladores de la selva a tomar conciencia por la conservación de la naturaleza, ya que “no es posible vivir así.
“Ellos no tienen compromiso en la selva, porque no reciben un beneficio. Es grave, porque la gente incursiona y como se facilita transportar la madera por el río, trocean un árbol de dos metros, para alambrado y lanzan la troza al arroyo y por ahí lo esperan ya con caballos jalan arrastrando la troza. Necesitamos armar un proyecto en el que haya responsables”.
El presidente municipal asegura que el ecoturismo puede salvar de la devastación a la lacandona y para 2014 invertirá 4 millones de pesos a los prestadores de servicios turísticos de la zona, con el fin de elevar de 45 mil a 70 mil el número de visitantes a la selva por año.
En los esfuerzos para impulsar el ecoturismo, la Conabio realizó del 11 al 15 de diciembre pasados la Tercera Expedición Salva Lacandona, en el que participaron alrededor de 60 atletas. A esta edición se sumaron los gobierno federal y estatal con el objetivo de posicionar la ruta como un destino turístico de aventura.
“La visión es que vayamos creando un corredor turístico de visita que permita hacer un cruce por la Selva Lacandona, pasando por los atractivos más importantes y terminar en zonas de ecoturismo con la idea de fomentar el turismo en esta región que es tan importante”, dijo Carlos Morales Vázquez, secretario de Medio Ambiente de Chiapas.
El funcionario estima que el proyecto se consolidará en al menos diez años, pero los dos próximos sentarán la ruta que lleve a los aventureros en un recorrido por las cañadas de Ocosingo hasta parajes de ensueño como la Laguna Miramar, enclavada en la Reserva de la Biosfera Montes Azules.
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