lunes, 23 de febrero de 2015

Critican a Obama por hablar a favor del Islam

MILENIO WashingtonUn encuentro y una frase fueron suficientes para reavivar las acusaciones de pro islamista regularmente proferidas ante el presidente de EU, Barack Obama, por el sector más conservador de sus adversarios. El 5 de febrero, durante un desayuno político-religioso que se realiza cada año en Washington, sus detractores lo acusaron de una empatía particular por el Islam —ya lo han acusado directamente de ser él mismo musulmán— lo que hizo atragantarse a una parte de su audiencia cristiana. Después de una clara condena a la violencia de "los que, en nombre de su fe, pretenden combatir en defensa del Islam pero de hecho lo traicionan", el presidente cayó en una comparación histórica que desató las críticas. Sopesando sus palabras, Obama recordó que el cristianismo también tuvo sus horas sombrías: "Recuerden las Cruzadas y la Inquisición, personas que cometieron terribles crímenes en el nombre de Cristo. En nuestro propio país, la esclavitud fue a menudo justificada en nombre de Cristo". Líderes republicanos vieron en su "relativismo" la prueba de que Obama no comprende la amplitud de la amenaza que encarna el islamismo radical. La víspera, una reunión organizada en la Casa Blanca con una quincena de líderes de asociaciones musulmanas también dio pie a comentarios sobre que Obama había sucumbido a un supuesto lobby musulmán. El lobby en cuestión, que representaría a 2.6 millones de musulmanes estadunidenses (menos de 1% de la población), debió esperar al sexto año del mandato presidencial para ser recibido en la Casa Blanca. Opuestos a la trampa de amalgamas recurrentes entre el islamismo radical y su creencia, los musulmanes querían denunciar "la intolerancia" creciente de la cual dicen ser víctimas. Desde los atentados del 11 de septiembre 2001 en EU, las autoridades contabilizan entre 120 y 150 actos de islamofobia al año. Según el instituto de investigación Pew, éstos crecieron 14% en 2014 y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) estima que representan 13 % del total de los actos violentos cometidos por motivos religiosos. Pero más allá de las cifras, la sensibilidad sobre estos temas está a flor de piel, como lo demuestra una reciente tragedia. Antes incluso de conocer las motivaciones del hombre, un "ateo" asumido que el 10 de febrero asesinó a tres estudiantes musulmanes en Carolina de Norte, las redes sociales se apoderaron de la palabra clave "muslimlivesmatter" ("las vidas musulmanas cuentan") para denunciar el racismo anti-musulmán. El Consejo para las Relaciones Islamo-Americanas denunció de inmediato "el aumento de una retórica anti-Islam en la sociedad". Luego de tres días de silencio, Obama dijo que "nadie debe ser tomado como blanco en razón de lo que es, de su apariencia o su creencia". Este jueves, Obama intentó de nuevo desactivar la crisis al repetir en un discurso desde el Departamento de Estado, que la lucha contra el terrorismo no tiene nada que ver con el hecho de ser judío, cristiano o musulmán: "Estamos en el mismo barco y nos debemos apoyar para salir de la crisis", dijo. En su cumbre internacional contra la violencia extremista, que concluyó este viernes, Obama también invitó al mundo a "recordar al policía parisino, un musulmán, que murió al intentar detener a los terroristas". "El mundo sabe que judíos fueron atacados en un supermercado kosher en París. Debemos recordar al empleado de ese supermercado, un musulmán, que escondió a los clientes judíos y les salvó la vida", añadió. "Y cuando le preguntaron por qué lo había hecho, él respondió: 'Somos hermanos'". Tras los atentados de París en enero, uno de ellos contra el semanario de satíra política Charlie Hebdo, Obama dijo que los musulmanes estaban mejor integrados en EU que en Europa, y que su administración deseaba trabajar con las asociaciones musulmanas para luchar contra la radicalización religiosa.

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