José Luis Estela ha construido, con “Legionarios con José Luis Estela”, un puente sobre el tiempo, la distancia y el sacrificio, a través del cual las voces de futbolistas latinoamericanos fuera de casa hallan un espacio sincero para narrar sus propias batallas, sus sueños, sus nostalgias. Este programa original de Fox Deportes florece en ese terreno humano que suele quedar eclipsado por los goles, los resultados y los reflejos del triunfo. Estela, periodista con más de tres décadas de andar en medios deportivos internacionales, se ha especializado en sortear las barreras de lo evidente hasta asomarse al alma del deportista “legionario”.
El formato de “Legionarios” se encuentra en la íntima encrucijada entre la vida pública y la vida personal de sus protagonistas. En cada episodio se entretejen anécdotas de vestuario, momentos familiares, historias de los trayectos —a veces abruptos— que exigieron dejar todo atrás: la patria, la costumbre, la voz familiar. Estela guía estas conversaciones con respeto y curiosidad, invitando a estrellas como Juan Cuadrado, Alan Pulido, Keylor Navas y Johan Vásquez a mostrar no sólo su fútbol, sino también el peso del extrañamiento, del trabajo constante, de la identidad que no se disuelve sino que se reafirma lejos de casa.
Otras figuras que han compartido micrófono son Pablo Marí, actualmente de la Florentina y que es el único español que con Flamengo ha ganado la Copa Libertadores y Carles Gil del New England Revolution de la MLS, y que jugó en España con el Valencia, entre otras figuras que siguen sumándose. Es decir, una plantilla estelar de invitados.
En los últimos tiempos, la producción se ha internacionalizado aún más: luego de su origen en Costa Rica, “Legionarios” se relanzó en Estados Unidos bajo la plataforma de Fox Deportes con un alcance que traspasa fronteras físicas. Aunque el canal de televisión lineal se ve principalmente en EE. UU. y el Caribe, ha sido el universo digital el que ha permitido al programa alcanzar México, donde se concentra alrededor del 39 % de la audiencia social del contenido. En redes sociales, las cifras se disparan: la primera temporada en Fox Deportes registró 2,6 millones de impresiones y 1,4 millones de visualizaciones; la segunda casi cuadruplicó esas métricas, alcanzando 10 millones de impresiones y 8 millones de views.
La esencia del programa no se halla en los trofeos, sino en lo que hay detrás de ellos: el esfuerzo de los que cruzan océanos, los sacrificios cotidianos, los silencios que pesan, y las esperanzas que no se rinden. Estela ha dicho que nunca se trata de hablar de ligas o estadísticas, sino “de los legionarios, los que están fuera del país”. Historias como las de Carlos Coronel, que confesó que muchas veces celebran triunfos en la cancha mientras extrañan nacimientos o cumpleaños; o la de Mauricio Pellegrini, que debe construir su propio nombre lejos de la sombra paterna; esos relatos se vuelven puentes que conectan con quienes sueñan con jugar lejos, con quienes ya lo hacen, y con quienes los ven desde casa.
José Luis Estela, conductor y productor, es más que la voz que pregunta: es arquitecto de estas memorias. Su carrera, iniciada hace décadas en escenarios como Fox Sports, ESPN, Telemundo, Tigo Sports, lo ha preparado para recibir confesiones, para entender los silencios, para poner en foco lo que otros solamanete entrevistan de pasada. El programa es fruto de E&U Sports Media, su casa productora con base en Nueva York, que ha producido esta nueva etapa con ambiciones panregionales. Recientemente Estela preparaba ya la nueva temporada de “Legionarios”, con viajes a Italia, grabaciones previstas tras receso, para seguir la pista de jugadores de la Serie A, de la MLS, de otras ligas internacionales que cautivan al aficionado latinoamericano.
En su mirada, “Legionarios con José Luis Estela” funciona como una especie de faro para las nuevas generaciones: no tanto para mostrar lo que se ha ganado, sino lo que se ha debido dejar atrás; no tanto para exhibir destrezas futbolísticas sino resiliencia; no tanto para acercar trofeos como esperanzas. Y en ese ejercicio de contar, de escuchar, de mostrar, el programa cobra una fuerza singular: la de humanizar al atleta, de recordarle al espectador que detrás de cada camiseta internacional hay un corazón con kilómetros recorrido, con añoranza, pero también con orgullo.
