jueves, 5 de marzo de 2015
¿En qué país escuchar un piropo hacia una mujer no es síntoma de sexismo?
RT El piropo callejero es algo que miles de mujeres de todo el mundo oyen a diario y que puede llegar a tener connotaciones radicalmente opuestas según el lugar y las circunstancias en las que se pronuncie. Así, en Latinoamérica es bien visto siempre que se haga de una manera respetuosa y en cambio en Australia se considera una muestra de sexismo.
En Australia, un comentario adulador de un desconocido hacia la mujer siempre es visto como algo reprobable e irrespetuoso, tenga el matiz que tenga. "Un día volvía de la playa con mi hija. Un grupo de chicos que pasaba en un coche empezó a pitar. Para mí eso fue muy sexista", cuenta una activista australiana. "Todas las mujeres de Australia alguna vez han sufrido el comportamiento machista o sexista", afirma otra.
En el año 1984 el Parlamento australiano aprobó una ley contra la discriminación sexual, pero 30 años después de esto la mayoría de la mujeres del país piensa que no las tratan igual que a los hombres y se sienten infravaloradas. Las estadísticas demuestran que las representantes del sexo femenino ganan un 17,5% menos que los hombres. "Hace unos años trabajaba para un banco como gerente y unas compañeras y yo nos dimos cuenta de que ganábamos mucho menos que nuestros colegas hombres. Y cuando lo hablamos con la jefatura nos dijeron: 'pues mala suerte'", cuenta Kate Carruthers, mujer australiana víctima de esta discriminación.
Según las encuestas, el 45% de las mujeres australianas confirma que este sexismo ha influido en la elección de su carrera universitaria y trabajo. "Hemos encuestado a más de mil mujeres de entre 18 a 45 años. Menos del 1% de las chicas sueña con una carrera política. Y eso es porque ven cómo tratan a las mujeres en la política. Todos hablan de su ropa, de su color de pelo, de cómo crían a sus hijos… Y ven que nadie habla de la manera de vestir de los hombres", cuenta Adam Cathro, gerente de relaciones con los medios de comunicación de la ONG Plan Australia.
Sin embargo, en América Latina las mujeres tienen un punto de vista completamente distinto. "No tendría que ofenderme algo así, ¿no? Igual me halaga, me pongo un poquito roja, pero no me ofende", afirma Gabriela, una mujer de 20 años del estado mexicano de Guerrero. "Si es con respeto, te halaga. Yo soy de argentina y en México todo el tiempo te sientes halagado y te crees bonita, más bonita de lo que eres", cuenta Guizet.
Así, queda patente que esta cuestión no influye en la garantía de sus derechos, ya que en muchos países de la región existen leyes que exigen la presencia de la mujer de forma considerable en el Parlamento. Por ejemplo, en Cuba las mujeres ocupan un 40% de los escaños, mientras que en Ecuador la representación femenina entre los asambleístas llega al 38%.
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