miércoles, 30 de julio de 2014
Entrevista al creador uruguayo de una impresora 3D que 'se clona' a sí misma
© Sur3D.
El joven ingeniero uruguayo Alejandro Lozdziejski, 'padre' de una sencilla impresora 3D que puede imprimir hasta el 70% de sus partes, relata en esta entrevista con RT los objetivos de su equipo para revolucionar el mercado sudamericano.
Lozdziejski, de 29 años, se interesó en las impresoras 3D motivado por la necesidad de acceder a una de ellas sin que cueste una fortuna. Con este propósito en mente, hace cerca de dos años emprendió un viaje a EE.UU. a fin de sumergirse en este campo de la tecnología. Fue justamente en una red de laboratorios de fabricación digital, en California, donde desarrolló con un joven francés una revolucionaria impresora 3D.
Tras proyectar un plan de negocio, logró contactar con otros emprendedores en Uruguay, siendo así como nació Sur 3D, una pequeña empresa con la que Lozdziejski y su equipo, formado por 5 jóvenes, pretenden fomentar el uso de este tipo de aparatos, incentivando su 'clonación'. Eso sí, los interesados pueden imprimir solo el 70% de sus partes, mientras que el otro 30% deberán adquirirlos en Sur 3D.
En el marco de una serie de entrevistas en línea realizadas por RT, Alejandro Lozdziejski nos cuenta cómo fue el reto de crear este proyecto, así como los objetivos a largo plazo de Sur 3D y las formas en que piensan usar la basura plástica como materia prima.
RT: ¿Cómo fue el proceso de creación de su impresora 3D de bajo costo, desde el concepto hasta la financiación?
Lozdziejski: El concepto nació de una necesidad: Tener la posibilidad de poder acceder a una impresora 3D en Sudamérica sin que costara una fortuna. Esa necesidad fue el motivo de mi viaje a California, donde el mercado estaba mucho más desarrollado. Ahí investigué durante seis meses varios modelos existentes y comencé a desarrollar uno propio. En el proceso, a través de un foro de impresión 3D conocí a un francés que tenía bastante avanzado el desarrollo de otro modelo espectacularmente simple y perfectamente funcional. Su modelo me gustó tanto que comencé a colaborar con él y luego a desarrollar mi propia versión de su modelo, en la cual nos basamos actualmente para fabricar las impresoras en Uruguay.
Para ese entonces, si bien la parte técnica estaba solucionada, me interesaba saber si podría ser un negocio rentable, para lo que recibí ayuda de amigos de Stanford que, además de motivarme mucho para que siguiera adelante, me pusieron en contacto con personas en Uruguay que, a su vez, me están ayudando hasta el día de hoy para que Sur 3D crezca en Uruguay y se expanda a todos los países de Sudamérica.
RT: ¿Cuáles son los planes de Sur 3D para el futuro próximo? ¿Dónde se ven dentro de cinco años?
Lozdziejski: El futuro próximo está alineado con uno de nuestros pilares de este proyecto: la sustentabilidad. Estamos buscando soluciones para el reciclaje de los residuos y estamos experimentando formas de poder usar la basura plástica que se genera en los hogares como materia prima para nuestras impresoras.
En 5 años estamos apostando por tener un crecimiento exponencial gracias a la naturaleza autoreplicante de nuestras máquinas. Apostamos por un futuro donde las impresoras 3D tengan niveles de penetración en Sudamérica similares a los que tienen los teléfonos móviles. Apostamos por un futuro en donde todos los residuos plásticos que generamos a nivel doméstico puedan ser reciclados en nuestras propias casas y reutilizados como materia prima para nuestras impresoras.
RT: ¿Qué opina sobre la polémica generada por la posibilidad de crear armas de fuego con impresoras 3D?
Lozdziejski: Es un ejemplo del poder que nos da la tecnología. La tecnología es agnóstica, nosotros como seres humanos y tenemos la responsabilidad de usarla para el bien. Creo que es justo que cada persona tenga la posibilidad de decidir que desea crear. No pienso que nadie se ingrese en el mundo de la impresión 3D únicamente para fabricar un arma sabiendo que existe la posibilidad de adquirir una más rápido, a menor precio y sin ningún tipo de control en el mercado negro.
RT: Hemos visto experimentos como el de construir una casa utilizando una impresora de 3D, realizado en Holanda por la firma de arquitectos DUS ¿Ustedes ven viable el uso de estas máquinas para construir viviendas de bajo costo para ayudar a los millones de familias necesitadas en Latinoamérica y en el mundo?
Lozdziejski: Completamente. En China, la compaña Yingchuang New Materials pudo imprimir 10 casas en un día a partir de escombros de otras construcciones y cemento. Si bien aún hay limitaciones tecnológicas que no permiten que los techos de estas casas puedan imprimir, creemos que puede ser clave para la generación de viviendas de forma muy económica y eficiente. El uso masivo de estas máquinas sería ideal para las familias necesitadas, pero su adopción va a depender en gran medida de la aceptación y de las trabas que puedan llegar a poner las grandes empresas de construcción.
RT: ¿La posibilidad de que su impresora pueda crear sus propias partes no se presta a que las 'copias piratas' afecten al negocio?
Lozdziejski: Para nada. Nuestro modelo es completamente abierto, esto significa que las copias nunca son piratas, es perfectamente legal copiar nuestro modelo siempre y cuando la copia se comparta con la comunidad. Esto hace que el modelo sea viral y es mucho mejor desde el punto de vista del negocio que millones de personas quieran hacer copias. Como el 30% de las partes no son 'clonables' tenemos la posibilidad de atender un mercado mucho más grande que si hiciéramos un modelo de impresora no 'clonable'.
RT: ¿Cuáles son los beneficios a nivel educativo de tener una de sus máquinas en los colegios?
Lozdziejski: La motivación que les brinda a los niños ser capaces de materializar sus ideas en objetos físicos. Al ser una tecnología tan distinta a los que están acostumbrados, la ven como algo mágico y fascinante. Como conceptualmente es algo tan simple, no tienen miedo a investigar y se ven desafiados a descubrir su funcionamiento aprendiendo conceptos de geometría, robótica, física, programación y modelado 3D en el proceso.
RT: ¿Cómo de viable es la impresión de tejidos u órganos, y el uso de estas impresoras en la medicina en general?
Lozdziejski: La impresión 3D viene siendo utilizada en la medicina: en la construcción de prótesis para implantes desde los años 80. Últimamente gracias a los avances en biomateriales y cultivos celulares se está viendo un fuerte crecimiento en la investigación de impresión de órganos. Personalmente, no creo que estemos muy lejos aún de imprimir órganos funcionales, aunque aún existen grandes desafíos en esta rama, como la de ser capaces de replicar las complejas redes vasculares.
RT: ¿Cuál sería el impacto para la industria si en cada casa hubiese una impresora en 3D?
Lozdziejski: Pienso que sería un impacto ambiental muy positivo. Las industrias de fabricación de plástico que utilizan métodos tradicionales se verían afectadas, ya que cualquier persona tendría acceso a medios de producción en su hogar. Esto significa que la producción pasaría de ser masiva y distante a ser local y personalizada. Desde el punto de vista del ahorro energético, la fabricación local tiene muchas ventajas ya que se ahorra en el gasto que significa transportar productos de lugares muy distantes, tal como pasa hoy en día.
RT: Sabemos que su formación en el tema del 3D fue en Stanford pero, ¿existen instituciones en América Latina en donde los jóvenes puedan aprender estas tecnologías?
Lozdziejski: Mi formación en las tecnologías de impresión 3D no fue en Stanford, sino en una red de laboratorios de fabricación digital (fablab) de la cual Stanford también forma parte. En Latinoamérica existe una red muy fuerte de 'fablabs' con un nodo central en Perú. En Uruguay formo parte uno de estos laboratorios, Makerlab. Makerlab es un laboratorio colaborativo y abierto al público donde, además de acceder a impresoras 3D, se puede aprender de otros métodos de fabricación digital.
rt.
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