jueves, 1 de mayo de 2014
Las nueve armas más extrañas que fracasaron estrepitosamente
© 23rdangel.deviantart.com
En 2011 el gobierno de EE.UU. gastó 76.000 millones de dólares en investigación y desarrollo militar. Como ha demostrado la historia, a veces la inversión vale la pena. Y a veces uno puede acabar huyendo a la carrera de un cerdo en llamas.
La revista estadounidense ‘Mental Floss’ ha publicado una lista con las armas más raras de la historia.
1. Cerdos en llamas
Los elefantes de guerra eran un arma importante en la historia de la antigüedad, podrían ser considerados como los tanques de su época. Su piel dura era casi impenetrable para las flechas y su tamaño gigante los hacía perfectos para pisotear tropas enemigas. Parecían invencibles.
Y los cerdos de guerra, untados con alquitrán e incendiados, servían como misiles antitanque. Según el escritor romano Plinio el Viejo, el arma funcionaba porque “los elefantes se asustaban ante el chillido más agudo de los cerdos”. Pero el ejército porcino carecía de orientación espacial. Incluso dirigidos a las tropas enemigas, a menudo corrían hacia donde querían, provocando incendios en sus propias filas.
2. El portaviones de hielo
Durante la Segunda Guerra Mundial los portaaviones eran escasos. Estaban construidos de acero y aluminio, materiales necesarios para construir estas naves gigantescas. Los Aliados estaban en busca de nuevas ideas para la construcción de embarcaciones más rápidamente. Por eso, cuando Geoffrey Pyke, un intrépido inventor británico, propuso un esquema para construir portaviones de hielo, el gobierno británico se entusiasmó con la idea.
Pyke planteó la idea de construir los buques usando el 'pykreto', una mezcla de 86% de agua y 14% de pulpa de madera. Pero el modelo de 1.000 toneladas construido en Canadá resultó un fracaso. El buque empezó a derretirse, lo que provocó el hundimiento por su propio peso a pesar de la temperatura de unos 52 grados bajo cero. Tras pasar un año de trabajo y rehacer el concepto de Pyke, la Marina Real Británica se dio por vencida y canceló el proyecto.
3. Una quemadura solar de 40 millones de dólares
En 2010 el Ejército de EE.UU. desplegó un arma inspirada en un cómic: un rayo de calor para detener a 'los malos'. Conocido como The Active Denial Sistem, estaba compuesto por un satélite del tamaño de un plato que disparaba con ondas de alta frecuencia, lo que convertía a sus objetivos en una especie de tostadas quemadas.
Pero tras invertir unos 40 millones de dólares en la investigación el gobierno canceló el proyecto sin explicarlo oficialmente. Parece ser que el rayo de calor en realidad provocaba sólo quemaduras solares fuertes, por lo que el gobierno estadounidense consideró que no necesitaban un arma de la que el enemigo podía defenderse con un protector solar.
4. El tambor de la muerte
© Wikimedia
Cuando Hitler erigió un muro de hormigón de siete metros de anchura a lo largo de la costa europea los militares británicos comenzaron a idear un arma para destruirlo. Así se creó el Panjandrum, dos ruedas de 10 metros de altura unidas por un tambor que llevaba más de 1.800 kilogramos de explosivos en su interior. Unos cohetes de combustible sólido unidos a las llantas de las ruedas tenían la función de impulsar la carga útil hacia adelante a 60 millas por hora (unos 96 kilómetros por hora). A esta velocidad el tambor tenía que destruirse al chocar contra el muro.
Pero las pruebas del año 1943 resultaron muy poco satisfactorias. El Panjandrum casi no era capaz de mantener una trayectoria recta, topando con obstáculos en su recorrido y perdiendo cohetes. Tras muchos intentos de añadir una tercera rueda o aumentar la cantidad de cohetes, no lograron mejorar su funcionamiento y el tambor nunca fue utilizado en combate.
5. Murciélagos bomba
© www.mentalfloss.com /Jesse Lenz
También durante la Segunda Guerra Mundial, un cirujano bucal llamado Lytle Adams contactó con la Casa Blanca y les comunicó una novedosa idea. ¡Los murciélagos podrían ser nuevas armas secretas de los Aliados! Adams propuso atar pequeños explosivos a los murciélagos, lanzarlos desde el aire sobre los bastiones del Eje y observar la destrucción desde una distancia segura. La idea no resultaba demasiado disparatada, ya que los murciélagos pueden llevar un peso superior al suyo en vuelo y son una solución barata porque habitan en grandes cantidades en las cuevas de Texas.
El proyecto vio la luz en 1942, pero los murciélagos no llegaron a cumplir su misión kamikaze. Durante las pruebas en Nuevo México los animales se escaparon, se metieron debajo de un depósito de combustible que se encontraba en el lugar de las pruebas y provocaron un incendio. Fue el último experimento con murciélagos para el Ejército estadounidense, que se concentró en algo ‘menos nervioso’ y más preciso como la bomba atómica.
6. "El barco más feo jamás construido"
© www.cityofart.net/
Todos los barcos tienen el mismo diseño por una razón lógica, algo de lo que no tenían ni idea los carpinteros imperiales rusos que en 1874 construyeron un barco fluvial llamado Nóvgorod. Se creía que su plataforma redonda le daría mayor estabilidad.
En la práctica, el Nóvgorod resultó un desastre, algo que se pudo comprobar claramente en la guerra de 1877-1878 entre Rusia y Turquía. El barco era muy lento y otros barcos tenían que remolcarlo a la batalla. El diseño circular tenía claras limitaciones en el combate: la extraña forma significaba que cada vez que sus cañones disparaban, el retroceso hacía girar al buque como una peonza. Tras soportar las burlas de los turcos riéndose del barco desvalido, los rusos devolvieron al Nóvgorod a puerto. Durante algunos años fue utilizado como atracción turística hasta que finalmente fue desguazado en 1912.
Este barco aún se considera “el barco más feo jamás construido”.
7. Rayo de vómito
El efecto 'secundario' de muchas armas es que son mortales, por eso nunca se detiene la búsqueda de medios más 'humanos' de dejar fuera de combate al enemigo. En 2007 el Ejército de EE.UU. decidió que había encontrado este medio: una linterna que desataba un pulso caleidoscópico causando vértigos y náuseas. En 1950 los investigadores ya estudiaron el caso de pilotos de helicópteros que tenían náuseas y desorientación por la luz solar penetrante que se introducía en el helicóptero.
Pero el arma resultó ser imperfecta, porque se necesitaba que el blanco mirara directamente a la luz para tener los efectos deseados, algo que se consideraba imposible en un combate. Tras invertir unos 800.000 dólares en el proyecto, el Ejército tomó la decisión de cancelarlo.
8. El cañón de aire del Führer
Durante la Segunda Guerra Mundial el Tercer Reich de Hitler dedicó muchos esfuerzos en derribar aviones aliados. Con este fin, en una fábrica de Stuttgart se construyó un cañón de aire, el WindKanone, con casi un metro de diámetro y más de diez de altura. Se empleaba una mezcla explosiva de hidrógeno y amoniaco que después de su detonación expulsaba un chorro de aire comprimido.
Siendo muy destructivo en las pruebas sobre el terreno, resultó totalmente inútil porque los aviones que eran sus objetivos, volando a una altura de 500 pies (algo más de 150 metros), seguían su rumbo incluso sin necesidad de variar un mínimo su recorrido. Y su tamaño convertía al cañón en un blanco fácil para las bombas. Después de unas salidas desastrosas, esta arma se quedó sin uso.
9. ¡Qué estallen los globos de guerra!
© Wikimedia
En 1944 los japoneses lanzaron más de 9.000 globos de fuego, Fu-Go, hacia Norteamérica. Esperaban que sobrevolaran el Océano Pacífico para causar la mayor destrucción posible en ciudades de EE.UU. y Canadá. Eran de un metro de diámetro cuando estaban inflados completamente con hidrógeno. 300 de estos globos fueron encontrados y observados en EE.UU.
A pesar de las esperanzas japonesas, los globos no resultaron eficaces. Causaron seis muertos y escasos daños, provocando algunos incendios forestales. Dos bombas volvieron a Japón y sólo una alcanzó su destino, lo que se considera más un accidente trágico que una victoria de Japón.
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