miércoles, 27 de agosto de 2014
Empresas demandadas en Estados Unidos realizarían Fracking en México
“México se ha colocado a contracorriente” a la mayoría de los países que han rechazado el fracking y afirman que aún es tiempo de que se vean en el espejo de Colombia, Ecuador o Nigeria, donde han vivido situaciones realmente graves
Recientemente fue aprobada la reforma energética, que contempla la fractura hidráulica (Fracking) en México. Mientras que en Estados Unidos la polémica técnica ya comienza a dejar los primeros estragos ecológicos y económicos en diversos condados del estado de Nevada; lo que se vislumbra desde ya como la antesala de lo que ocurrirá en nuestro país en los próximos años, alertan especialistas de diversas partes del mundo.
Y es que las empresas estadounidenses que actualmente enfrentan demandas por parte de particulares que han sido despojados de sus tierras, así como de asociaciones ambientalistas por “daños irreparables” al paisaje, a tesoros culturales y al ambiente, son las mismas que buscarán en nuestro país ganar una licitación para extraer el gas shale.
Mientras aquí la reforma —impulsada por Enrique Peña Nieto— ofrece demasiadas garantías a estas compañías petroleras con la promesa de que traerán grandes beneficios para la sociedad, en Estados Unidos organizaciones ciudadanas ya no hallan cómo poner un freno a su “voracidad mercantil”.
Ante este latente peligro, habitantes de los condados de Lander, Nye y Esmeralda, en Nevada, interpusieron una demanda para impedir que el gobierno estadounidense venda tierras federales para desarrollar proyectos de exploración y explotación de gas.
En el texto “Demandas contra el fracking… en Estados Unidos”, escrito por el reportero Emilio Godoy y publicado en Proceso, se da cuenta que la sociedad de responsabilidad limitada Reese River Basin Citizens Against Fracking presentó el pasado 29 de junio una demanda ante la Corte del Distrito Norte de Nevada contra Ken Salazar, secretario de Interior, y la Oficina de Administración de la Tierra (BLM, por sus siglas en inglés) para frenar el plan gubernamental de vender lotes para la búsqueda del gas shale.
Se lee en el texto: “‘Necesitamos hacerlo para atraer la atención de la agencia gubernamental.
Con el plan de gas shale existe la posibilidad de cambiar todo lo que existe y que ya no podamos ser productores agrícolas’, explica Debra Amens, abogada de la sociedad de responsabilidad limitada.
La acción judicial, explica Godoy, busca detener el avance de la venta de 102 parcelas por un total de 58 mil 356 hectáreas. “Los 150 integrantes de Reese River denuncian daño irreparable al ambiente, a tesoros culturales, a intereses económicos y al paisaje, además de argüir quebrantos a la Ley Nacional de Política Ambiental (NEPA): ‘A consecuencia de la falla de BLM para seguir procedimientos legales y su falta de debido proceso en relación con la protección ambiental, resultará un daño irreparable si se permite que avance la venta de los lotes’”.
De acuerdo al “Análisis de litigios en torno al shale y la fractura hidráulica, realizado en julio pasado, en los últimos cinco años existen al menos 155 demandas presentadas en contra de las
compañías petroleras.
“Desde 2009, las disputas legales por fractura hidráulica y perforación han aumentado rápidamente.
Ese incremento podría atribuirse, al menos en parte, a la perforación creciente en la cercanía de áreas pobladas y al mayor escrutinio mediático del proceso”, señala Barclay Nicholson en el texto de Godoy.
TEXAS, EN PELIGRO
Las compañías petroleras ya se han instalado también en las tierras que van desde la Reserva Natural de Big Bend (en Texas) —donde viven pumas en peligro de extinción— hasta el poblado de Alpine. Las empresas encontraron en esa zona 10 mil puntos bajo tierra ricos en petróleo.
Literalmente una mina de oro. Si bien es cierto aún no ha habido perforaciones profundas, los pobladores y ambientalistas temen que eso ocurra dentro de poco. Entre los peligros que avizoran están la saturación de servicios urbanos, trastorno de la vida en las comunidades y un aumento de enfermedades entre los pobladores, toda vez que el fracking produce desechos líquidos altamente tóxicos.
¿Qué pasará en México?
De acuerdo con organismos internacionales, el país está a nada de perder la soberanía de sus recursos energéticos, además de que se vendrá una andanada de violaciones de derechos humanos en las comunidades a donde lleguen las empresas.
“La impunidad de las trasnacionales energéticas no tiene límites”, ha advertido Mónica Vargas Collazos, integrante del Observatorio de la Deuda en la Globalización, centro de investigación
relacionado con la cátedra Unesco de Sostenibilidad de la Universidad Politécnica de Catalunya.
En dicho observatorio consideran que “México se ha colocado a contracorriente” a la mayoría de los países que han rechazado el fracking y afirman que aún es tiempo de que se vean en el espejo de Colombia, Ecuador o Nigeria, donde han vivido situaciones realmente graves.
Ante este escenario, preocupa doblemente que la reforma energética no contemple ningún castigo contra las petroleras en caso de que realicen afectaciones al medio ambiente y a la economía de miles de ejidatarios.
Agencia: AM
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