miércoles, 30 de abril de 2014
Tres mexicanas son heroínas de la información: Reporteros Sin Fronteras
Cimac Noticias /
Las mexicanas Lydia Cacho, Anabel Hernández y Verónica Basurto, junto con la peruana Mabel Cáceres, la hondureña Itsmania Pineda, la guatemalteca Ileana Alamilla, la hondureña Dina Meza, la estadounidense Laura Poitras, y la israelí Amira Hass, entre otras periodistas, son parte de las 100 personalidades de la información a nivel global.
A propósito del 3 de mayo, Día Mundial de la Libertad de Prensa, la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) hizo la lista “100 héroes de la información” para reconocer a periodistas que con su lucha o su trabajo promueven la libertad de expresión, y el derecho a investigar, recibir y difundir informaciones y opiniones.
En esta lista en la que RSF reconoció a 100 mujeres y hombres que han arriesgado su vida o han realizado un trabajo relevante se explica que es necesario reconocer el valor de las y los periodistas, reporteros ciudadanos o blogueros que, por su vocación informativa, cada día ponen en riesgo su seguridad y en ocasiones su vida.
Para esta agrupación internacional, los nombres expuestos son una fuente de inspiración para todas las personas que aspiran a la libertad, y es además un reconocimiento y homenaje a todos los periodistas –profesionistas o no– que día a día contribuyen a “iluminar el mundo y dar cuenta de la realidad”.
En el listado aparecen tres periodistas mexicanas. Lydia Cacho es reconocida por sus coberturas sobre la violencia y el abuso sexual contra las mujeres y la niñez, y por las agresiones que ha vivido desde 1999 por denunciar tales delitos. En su caso destaca que fue detenida en 2005 después de publicar el libro “Los Demonios del Edén”, en el que dejó al descubierto una red de pedofilia.
De acuerdo con la síntesis de su trabajo, en 2013 publicó el libro “Esclavas del Poder”, donde hizo una radiografía de la esclavitud sexual mundial, lo que le valió múltiples amenazas por sus denuncias periodísticas, razón por la cual se le incluyó como parte de las heroínas de la libertad de expresión.
Otra mexicana es Anabel Hernández, quien a través de una investigación desató el escándalo conocido como el “Toallagate” (la compra de toallas importadas por 400 mil dólares por el entonces presidente Vicente Fox y su esposa, Marta Sahagún, en 2001), y por el cual ganó el Premio Nacional de Periodismo en 2002.
Asimismo, derivado de sus investigaciones escribió el libro “Los Señores del Narco”, en el que narra la complicidad entre políticos, militares y narcotraficantes, lo que generó amenazas en su contra y que tuviera que pedir seguridad policiaca para resguardar su integridad.
A decir de RSF, la actual colaboradora de la revista Proceso aún está en riesgo, ya que la protección ha sido insuficiente y su familia y algunas de sus fuentes han sido amenazadas por el trabajo informativo que ella realiza.
En la lista de héroes y heroínas aparece también la reportera independiente Verónica Basurto y quien ha trabajado sobre casos de corrupción e impunidad. La informadora ha colaborado junto con el periodista francés Laurence Cuvillier en el canal France 24.
La comunicadora dio seguimiento al secuestro y asesinato de Hugo Alberto Wallace en 2005 y el encarcelamiento de la francesa Florence Cassez. En repetidas ocasiones fue amenazada por presuntos miembros de la delincuencia organizada y tuvo que cambiar de casa constantemente hasta que decidió exiliarse por un año en España.
Para la organización internacional, el caso de Verónica Basurto es un claro ejemplo de las fallas del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, que implementó México desde 2012 para proteger a comunicadores, y que no ha dado resultados eficientes.
Entre las periodistas nombradas está la estadounidense Laura Poitras, quien reveló las operaciones de vigilancia masiva de los servicios de inteligencia de su país y de Gran Bretaña; o bien, la periodista judía Amira Hass, quien vivió entre los palestinos en Gaza y Ramala desde 1993 para reportar el conflicto.
También están activistas como la chilena María Pía Matta, quien desde la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) defendió cerca de 10 años la libertad de expresión de las radios comunitarias de América Latina y el Caribe.
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