miércoles, 30 de abril de 2014

Vagones sirven de escuela para generaciones de niños

Dennis A. García |
Escuelas sin drenaje, sin sillas o pizarrones, con computadoras, pero sin acceso a internet, o bien construcciones improvisadas, sin techo, en vagones de tren o en camiones, es la forma en que millares de niños reciben clases. Prueba de que la educación de calidad es una asignatura pendiente en el sistema educativo mexicano. Generación tras generación, centenares de niños han aprendido a leer y escribir en un vagón que antes de parar su marcha desde hace 21 años en el municipio de Naucalpan, en el Estado de México, sobre las vías del tren que corría de Buenavista a Michoacán, recorrió todo el sistema ferroviario del país. Entre tierra, vagones que ahora son casas y perros que buscan la sombra, los alumnos juegan a la hora de recreo. A pesar de sus carencias, la escuela-vagón-primaria Artículo 123 Lic. Adolfo López Mateos, ubicada en San Bartolo, ha tenido buenos resultados al grado de que habitantes de otras colonias prefieren llevar ahí a sus hijos. Y es que en la prueba ENLACE más reciente, los alumnos obtuvieron el segundo lugar a nivel sector que abarca 60 escuelas. Orgulloso de estar al frente de la escuela durante 38 años, el profesor Jaime Mayolo Contreras Parra menciona que aunque reciben el apoyo por parte de las autoridades, no es suficiente para que los alumnos se desenvuelvan en un espacio digno.
“Colonias cercanas prefieren traer a sus hijos a esta escuela, les gusta la calidad de educación”, comenta. La escuela es de tiempo completo, y con jornadas de trabajo de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, al profesor no le alcanza el tiempo para preparar las clases del siguiente día y estar al tanto del papeleo ante la SEP. La escuela forma parte del sistema multigrado de la Secretaría de Educación Pública (SEP), es decir que el maestro imparte clases en un mismo espacio a todos los grados de nivel básico. Como puede, Mayolo Contreras distribuye a sus 21 alumnos. En un rincón del vagón está el salón multiusos, que también es biblioteca y al mismo tiempo funciona como salón para los niños de primero y segundo grado, el resto del carro es otro salón para los otros grados. Cuentan con una televisión vieja, tres computadoras, pizarrón interactivo, cañón para reproducir imagen…pero no hay internet. Durante la visita, Abigail, Esmeralda, Jennifer, René y Diego, entre otros niños, escuchan atentos la clase de historia. Mientras que Martha Beatriz Rosales, apoyo técnico de la zona, ayuda al profesor a todo lo administrativo. “Sin su apoyo no podría impartir la clase y entregar todo el papeleo a la SEP”, dice Mayolo. Ya es casi la hora de la comida y ante la falta de espacio para la cocina-comedor, los alumnos comen en casa del profesor, otro vagón contiguo a la escuela. Con tristeza el profesor menciona que a veces piensa en el retiro porque el ritmo de trabajo ya es demasiado para él solo. “Es demasiado para mí, el trabajo es muy pesado estar al día con toda la papelería que pide la SEP, los días de mi descanso -sábados y domingos- los aprovecho para organizar todo, y ya no son descansos”, indica. En caso de que me retire -continúa- sería triste que la escuela fuera a desaparecer, por eso busco la manera que no se queden sin maestro, y si fuera mi hijo el que continuara con las clases, qué mejor porque así lo podría apoyar. El profesor Jaime explica la forma en que trabaja y poder alcanzar niveles educativos altos. “Aquí trabajamos por ciclos. Primero y segundo año, tercero con cuatro y quinto con sexto. Aquí tramos de hacer equipos con el niño que sabe más con el que tiene algún problema y así se fortalece el aprendizaje. El de tercero ya lleva ideas del cuarto año, o bien el de quinto puede reforzar las ideas del año anterior”, comenta. La manera en la que convive con sus alumnos es de amigos, aunque deja en claro que deben saber que aunque son amigos, él es la autoridad a la que deben respetar y hacer caso. “El nivel de educación se puede alcanzar en un espacio pequeño, depende del profesor. Y aunque tenemos carencias, no por eso se ponen pretextos, todo está en mis manos y seguimos adelante”, comenta el profesor. Mayolo agrega que de la escuela vagón han salido bueno estudiantes que se han formado como obreros, licenciados, odontólogos, o como su hijo, un contador que está a punto de titularse. “La educación no importa de donde venga, sino que se reciba bien y ese es mi trabajo”, concluye el profesor que precisamente hoy cumple 58 años de edad. NÚMEROS. De acuerdo con un reporte del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), dado a conocer en días pasados, fueron censados en todo el país 23.6 millones de alumnos de educación básica. Son 4 millones 305 mil de preescolar, 13 millones 151 mil de primaria, 6 millones 030 mil de secundaria y 73 mil 900 de centro de atención múltiple, de los cuales, el 27.8 por ciento de preescolar tienen acceso a computadoras, 55 por ciento de primaria y 83 por ciento de secundaria. En cuanto al acceso a internet, sólo el 16 por ciento a nivel preescolar cuenta con ese servicio, 39 por ciento de primaria y 60 por ciento de secundaria. En total fueron censadas 207 mil 721 escuelas de educación básica y especial a nivel nacional, de las cuales 34 mil 627 son de educación secundaria, 88 mil 054 son primarias, 83 mil 242 preescolares y mil 792 son Centros de Atención Múltiple. 167 lugares en los que se imparten clases son adaptados y no tienen un techo, y se encontró con que 217 camiones, vagones y circos son utilizados para dar clases.

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