miércoles, 30 de abril de 2014

Casas de empeño, destino del 80% del oro robado en el país

Daniel Blancas Madrigal | En los expedientes de la PGJDF sí hay señalamientos directos en contra de intermediarios joyeros, pero ésta es sólo una pequeña parte de la historia. El 80 por ciento de la joyería y el oro robado en el país termina en negocios de compra-venta de metales y en casas de empeño, de acuerdo con datos de la Cámara de Diputados.
El resto acaba en el mercado negro y en las redes de coyotaje que se anidan en zonas de mayor actividad comercial, y hasta en casas de subastas. Se trata de giros con una coincidencia: no requieren facturas, notas u otros documentos que acrediten el origen o la legal procedencia de los artículos. “La clave de este entramado es la facilidad con la que se vende lo robado en estos locales de compra de oro, en unos minutos es posible deshacerse de él y borrar huellas, aunque los ladrones obtengan sólo el 15 o el 20 por ciento del valor real de la mercancía”, refiere Kleber Mayer, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Platería y Joyería. En las casas de empeño, asegura, la recepción de oro es uno de los rubros más fuertes, “por eso han bajado la tasa de interés u ofrecen pagarlo cuando se pueda o se quiera. Te prestamos lo que vale tu pieza, prometen y ponen a enganchadores en la calle susurrándole a la gente que aceptan lo que traiga sin requisitos”. “Es un cadena simple -ejemplifica el joyero Sergio Willy-: se roba porque ya se tiene mercado. Los asaltantes tienen a quien venderle y las casas saben que alguien les pagará lo recaudado”. Con la misma facilidad que se consuman las transacciones ilícitas, se montan los negocios… Algunos operan sin autorización o con el único aval de asociaciones fantasmas u organizaciones clandestinas de comerciantes; otros han aprovechado la laxitud de autoridades locales y hacendarias para obtener licencias de operación y uso de suelo así como altas fiscales. Aparentan funcionar en regla. “Los joyeros nos hemos acercado a presidentes municipales y a la Secretaría de Hacienda para denunciar la situación, les preguntamos por qué permiten operar a casas que adquieren mercancías robada y sin papeles”, dice Arturo Flores Mercado, presidente de la Asociación de Joyeros y Plateros de Guerrero. -¿Y cuál ha sido su respuesta? -Las autoridades municipales dicen: ¿por qué no les voy a dar permiso si Hacienda ya los dio de alta? Y cuando vamos con Hacienda argumentan lo mismo: si los señores ya tienen licencia municipal, estamos obligados a regularizar su alta, se echan la pelotita unos a otros. Se promocionan en calles céntricas: con su ejército de coyotes o intermediarios -a los que llaman Máquinas y quienes cobran por comisión-, en periódicos, panfletos y redes sociales. “Así como hay lavado de dinero, hay lavado de oro. Y le han entrado diferentes empresarios porque invierten dos millones de pesos y ganan el 600 por ciento, obtienen más de 10 millones al año”, calcula el diputado Filiberto Guevara. ESTAFA. Este reportero simuló tener un botín de relojes y joyería diversa, el cual ofreció a cinco de las casas de compra de oro más consolidadas en el centro del país. Estos son pequeños fragmentos del diálogo con compradores… Casa Polanco Comprador: Traiga sus relojes y vemos qué marca son, porque no todas las marcas compramos, si son de oro le pagamos en efectivo. Reportero: Pero no tengo papeles de nada. Comprador: No hay ningún problema, los vemos y se le hace una oferta. PedreGold Comprador: Los checamos y se le paga con discreción. Reportero: ¿Y la factura? Comprador: No es necesaria. ¿Todos sus relojes son Rolex? Reportero: Todos. Comprador: Muy bueno, venga cuanto antes. Gold Cash Comprador: No necesitamos documentos. Al oro le checamos kilataje y se paga por gramo, y en el caso de los relojes tenemos catálogo y los revendemos con clientes. Obvio que si los trae con caja y papeles se le da un poco más, pero de todas maneras los compramos”. Gold Travel Puebla Comprador: Lo pongo en contacto con gente que le compra sin preguntar de dónde vienen las joyas ni quién es usted. FUEGO. El recurso reporteril permitió descubrir además el modo de operación: comprar, afinar, fundir, sacar del país y vender… Y surgieron nuevas pistas. PedreGold Comprador: Todo el oro lo mandamos fundir y sólo la joya con brillantería la pagamos como pieza. Reportero: ¿Fundir, para qué? Comprador: Los compradores a gran escala lo quieren así: fundido, porque mandan a hacer sus barras de oro o monedas. Reportero: ¿Y quiénes son esos grandes compradores? Comprador: No se conocen, no dan su nombre nunca. Bit Gold Comprador: Nadie sabrá que usted está aquí, todo lo que compramos lo fundimos. Gold Cash Comprador: Tenemos filiales con casas de empeño para comprarles lo que les llega. Y como también tenemos fundidora todo lo fundimos y extraemos el oro fino, luego se manda en lingotes o barras. Reportero: ¿A dónde? Comprador: Lo exportamos a Canadá y de ahí, curioso, regresa otra vez a México para el centro joyero o para quien lo requiera. Ya son cosas del Banco de México. Reportero: ¿El Banco de México? Comprador: Es el que regula salidas y entradas de lingotes, precisamente como hay dinero de por medio, entonces los permisos así están establecidos. CONTRADICCIONES. Sobre la versión de que avala el flujo de lingotes de oro con procedencia dudosa, Banxico fue consultado por este grupo editorial. Negó cualquier injerencia y, en una misiva, detalló: “El Banco de México no adquiere oro en México, ni en forma de lingotes, ni de cualquier otra forma… Y jamás adquiere bien alguno cuya procedencia legal y cuya propiedad no esté plenamente acreditada por el vendedor”. Según Ricardo Navarro, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (Canaco), “no es legal que en nuestro país cualquiera pueda fundir oro y lo comercialice en barra, se requiere un permiso especial”. -¿A quién pudiera interesarle ese oro en barra? -De entrada los joyeros lo utilizan como materia prima. Entre joyeros no hay unanimidad respecto a dónde compran el oro: unos se dicen obligados a comprarlo en bancos, otros en empresas registradas para venta en granalla y lámina, y unos más en casas comercializadoras al mayoreo. Algunos aceptan que también es posible obtenerlo en el mercado negro y en redes conformadas por trabajadores mineros abocados al robo hormiga. -¿Es posible que los propios joyeros sean consumidores de parte del oro que les fue robado a otros o que algunos sean cómplices de la red criminal? -No podemos decir que no -responde Kleber Mayer, presidente de la Cámara Nacional de esta industria-. Lo que hacemos es pedirle a los agremiados que tengan cuidado, que se acuerden de tantos asaltos y que no compren joyería que pudiera ser robada, porque pueden meterse en problemas. También cuidamos que no falte metal, que Peñoles u otras mineras no dejen de vender a la industria, porque si hay escasez vienen las tentaciones. Sergio Willy, joyero del DF, no duda “que joyeros sin éxito estén ayudando a la delincuencia en los procesos de fundición o sirviendo como enlaces para la venta”. Al menos en los expedientes de la PGJDF sí hay señalamientos directos en contra de intermediarios joyeros y declaraciones de detenidos que afirman haber vendido botines en joyerías, lo que ha llevado a la institución a advertir a los dueños que si compran alhajas robadas serán investigados. Pero esta es una pequeña parte de la historia; son otros los involucrados a manos llenas… Los datos Gastos Un centro joyero destina más del 40 por ciento de su presupuesto en vigilancia y seguridad, mientras que una fábrica entre el 2 y el 5 por ciento*. *Fuente: Cámara Regional de la Industria de Joyería y Platería de Jalisco. Destino El 80 por ciento del oro robado es vendido a negocios de compra de metales, que han inundado todo el país. El otro 20 por ciento circula en el mercado negro y en las redes de coyotaje; en menor medida en casas de subasta, las cuales, a diferencia de los otros giros, sí solicitan la identificación plena del vendedor, pero ningún documento que acredite la legítima pertenencia de la joya.

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