martes, 20 de mayo de 2014
EE.UU.: La condena a una activista de Ocupa Wall Street causa indignación
© REUTERS Adrees Latif / Protestas en Nueva York en marzo de 2012
Mientras Washington apoya a activistas como los de Kiev, las libertades en EE.UU. están lejos de ser ideales. Una activista de OWS fue condenada a tres meses de cárcel y cinco años de libertad condicional por un confuso caso de agresión a un agente.
Cecily McMillan, activista del movimiento Ocupa Wall Street (OWS), fue detenida en marzo de 2012 en el parque neoyorquino Zuccotti tras golpear a un policía. El altercado —según ella explicó— fue el resultado de una reacción instintiva y en defensa propia luego de que el agente del orden le agarrara un pecho provocándole hematomas y varias marcas de agresiones en su cuerpo. No obstante, McMillan ha sido declarada culpable de asalto en segundo grado.
El caso de la activista ha tenido una importante resonancia en las redes sociales, donde insisten en que quien debería enfrentar un juicio es precisamente el oficial en cuestión por el excesivo uso de la fuerza. Así, miles de personas rechazan el veredicto de la justicia estadounidense, ya que consideran que el delito de McMillan fue atreverse a resistir de manera pacífica las acciones represivas de las fuerzas policiales.
Cabe recordar que en marzo de 2012 miles de activistas protestaban en EE.UU. contra la desigualdad entre ricos y pobres. En aquellas manifestaciones las fuerzas del orden detuvieron a más de 2.600 personas no sin que los expertos en derecho lamentaran la represión policial que, mantienen, violaba las normas internacionales de derechos humanos.
Algunos analistas consideran que el caso de McMillan, uno de los últimos procesos pendientes del movimiento Ocupa Wall Street, deja nuevamente de manifiesto la doble moral del país, puesto que EE.UU. juzga a quienes alzan sus voces para desenmascarar las actividades como las de el mundo financiero de Wall Street.
Un grupo de simpatizantes de McMillan, en el marco de una campaña de apoyo, dijo que entregó antes de la sentencia más de 700 cartas al juez Ronald Zweibel para solicitar clemencia, mientras que una petición en línea que solicitaba la libertad de la joven recogió más de 167.000 firmas. Por su parte, la activista ha agradecido el apoyo de miles de personas y ha insistido en que no se convertirá en una mártir de la política.
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