martes, 20 de mayo de 2014
Carta al gobierno español
Es de vital importancia que el Parlamento de Catalunya anuncie, en sesión solemne, la ruptura política con el destartalado imperio español, se acojan al Derecho Internacional –fuera de la constitución hay vida—y, ponga fecha para la celebración inmediata de un Plebiscito para la Independencia de Catalunya, sin olvidar reclamar observadores internacionales que controlen todo el proceso.
Entretanto, nuestros representantes designen un prestigioso cuerpo de juristas que, paralelamente, presenten una denuncia al Tribunal de La Haya contra el estado español por GENOCIDIO! Y reclamen las indemnizaciones de guerra que nos deben: los españoles, alemanes y italianos. De pasada, que también exijan un nuevo Nuremberg que juzgue el único régimen, que a manos del nazi y asesino del general Franco, todavía nadie ha condenado!
Ahora sí, puestas las cartas boca arriba, los catalanes no haremos el ridículo y, los “hidalgos, caciques, inquisidores, pícaros y soplones” de la Castilla imperial, únicos amos, de los restos de un imperio podrido, dejaran de hacer el paripé delante nuestro.
¿Qué las cosas no se hacen así? ¿Qué no son maneras? ¿Qué hemos de mantener la forma y el tono? ¿Y, aquí, quien habla del fondo de la cuestión?
Porque una cosa es evitar enfrentamientos con los colonizadores, de paisano o de uniforme, que tenemos aquí destacados y otra muy diferente es trivializar la Independencia de Catalunya! No se trata de sacarnos a pastar cada 11 de septiembre, lo que nos hace falta son políticos con carácter!!! Capaces de tomar decisiones y que sepan defender nuestra dignidad. El pacto, el diálogo, el acuerdo, el encaje con el imperio que, ayer y hoy, nos coloniza, lo defienden los “hijos políticos” de Cambó. Pero será útil preguntarnos: ¿A la hora de la verdad, donde estaba el “padre” del actual estilo político del que tanto se vanaglorian?
Breve: en las filas del franquismo aportando dinero a la “causa nazional por el imperio hacia Dios y por la indivisible e indisoluble unidad de la patria”. Ya que aquí, de patria, sólo hay una: la de ellos! El resto, somos provincias: “tierra conquistada”!.
Con todo, cuando murió aquel nazi, muchos, por la buenas o por las malas, se tragaron la rueda de molino que transitábamos hacia una democracia! Así pues, pocos, se preguntaron: ¿cómo aplicando la voluntad del dictador –que nos impuso una monarquía que nunca ha pasado por las urnas—se llegaría a un régimen democrático? Hoy, ya son muchos los que han descubierto la farsa.
Desde luego, nuestros políticos todavía pretenden hacernos creer que negociarán, dialogarán y pactarán con unos elementos que nunca han condenado aquel régimen. Así las cosas: si nunca han mostrado arrepentimiento, ¿porqué han de cambiar su particular visión de la España imperial? ¿Qué se puede negociar con alguien que se siente orgulloso de la “cruzada nazional”? Si cuando murió el dictador podían engañarnos; diciéndonos que, ellos, los verdugos, habían cambiado; ahora, ¿después de la experiencia vivida y de treinta y cinco años de habladurías, pedagogías y bajadas de pantalones, piensan que nos pueden seguir enredando? ¿Nos han tomado por idiotas? ¿Y las actuales negociaciones las harán con el mismo estilo del esclavo que no ha llevado al actual y rotundo fracaso? ¿Cuándo alguien se equivoca, no rectifica? ¿No quieren ser sabios? ¿Los suculentos sueldos que cobran no les han permitido superar el aire de mayordomos de casa buena? Hablan, como si al mismo tiempo no quisieran abrir la boca, para no ofender al amo. Por eso parecen marionetas que alguien les mueve los hilos. ¿Cómo tendría que disertar Jesús para derruir un imperio en una época sin altavoces?
Tal y como apunta mi profesor, Carles M. Espinalt, en su “Obra Escrita”, cuando cita a Demóstenes: “No hay posibilidad de hacer un discurso sin un vehemente deseo de pronunciar una filípica”. Si tan obsesionados están para mantener las formas, que aprendan a hacer discursos! Decir las verdades con buenos amplificadores reclama carácter! Bajar el tono de la voz para que no se te oiga más allá del cuello de la camisa, es propio de esclavos!
Así pues, insistir en mantener las formas dejando la mano extendida para dialogar, tal y como dijo el Sr. Artur Mas, después de la parodia al congreso de los diputados de la capital del imperio, es propio de alguien que tiene formas, pero, las formas del esclavo! El fondo, si tenía, se le ha evaporado. ¿O no se acuerdan del fusilamiento de Carrasco i Formiguera, de Ildefons Sunyol o del mismo presidente Lluís Companys? ¿También han olvidado que aquí, a Catalunya, el castellano –no el español—lo han impuesto derramando mucha sangre?
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