martes, 20 de mayo de 2014

La lucha de los homosexuales en África o "el sufrimiento invisible"

EFE | Sociedad | La lucha de los homosexuales africanos es un "sufrimiento invisible" que "no es prioritario para nadie", según el periodista español Marc Serena, autor de "¡Esto no es africano!", un "atlas del sexo prohibido en África" que presenta hoy en Madrid.
"Es difícil entender como la orientación sexual es objeto de persecución, violación, extorsión, amenazas y condenas de hasta pena de muerte", afirma a Efe Serena, cuyo libro muestra la "terrible y desesperada situación" de los gays en África. A través de historias como las de un imán, una madre de familia, una abogada o un informático, Serena retrata a "los olvidados de los olvidados" en 15 países africanos, que recorrió durante siete meses para poder escribir su historia. "Es un libro que no hubiera podido inventar", dice, al recordar a Roger, un joven de Camerún para quien intercambiar un mensaje de amor con otro chico fue suficiente para ser detenido, torturado, condenado y enviado a prisión, donde sufrió todo tipo de abusos. Logró salir de la cárcel, muy enfermo, gracias a la presión internacional, "pero lo más terrible fue que murió porque su propia familia pidió al hospital que no le trataran", mientras su abogada, la defensora de los derechos humanos Alice Nkom, recibía amenazas que nadie investigó. "Y no es un caso aislado", explica Serena, que lamenta el poco interés que despierta esta situación fuera de África. "Desde Somalia nos llegan casos de muertes por lapidación, pero en cambio no se cuenta nada de los asesinatos de gays en Marruecos, muy cerca de Europa", afirma. Su "sufrimiento es tan invisible" que hasta las ONG no tratan el asunto en los países afectados para no arriesgar la vida de sus activistas. "Algunas prefieren hacer presión a nivel internacional, aunque otras ni eso", añade. "Ahora se sabe un poco más, porque la ola de homofobia es más institucional que nunca en África, donde en 38 de sus 54 países los gays son considerados delincuentes" y cita, como ejemplo, la ley que se ha aprobado en Etiopía y que los equipara con terroristas. En cualquier caso, la forma de abordar la lucha tiene muchos matices y mientras en Uganda el activismo es muy fuerte, en Marruecos no hay "organizaciones visibles, ni un solo portavoz". Para explicar esta homofobia, Serena cita la colonización, las dictaduras y la sustitución de las religiones tradicionales por el islam y la religión católica. "Ahora hay un islám radical procedente de Arabia Saudí, machista y patriarcal, que hace muchísimo daño a las libertades, y sectas e iglesias con mensajes de odio financiadas por la extrema derecha de EEUU", explica. También es necesario mencionar "el trauma de la colonización, pues la mayoría de las leyes son de origen colonial" en un terreno abonado para "dictadores que no se preocupan de los más débiles", además de "una inexistente educación sexual". Aunque gobernantes homófobos insisten en que la homosexualidad es una perversión occidental, hay lugares en África, como Cabo Verde, la isla de la tolerancia, donde a las mujeres lesbianas se las mira con respeto. "Una chica en Kenia me contó una antigua leyenda: si una persona daba diez vueltas a un árbol cambiaba de sexo", lo que muestra que la transexualidad se vivía con naturalidad, explica. "Hay muchas palabras en lenguas africanas para cada orientación sexual y hay grupos étnicos en los que una mujer se puede casar con otra e incluso con varias y luego ser enterradas juntas. Y eso pasa, aunque haya leyes que lo prohíban, escritas en lenguas que no entienden", asegura. La ley "legitima la violencia y se envía a prisión a los pobres, los que no pueden comprar a un policía o a un juez". "En Marruecos los homosexuales ricos no están en la cárcel, lo que es doblemente injusto", insiste. "Son los chivos expiatorios", a juicio de Serena, que explica que un reciente atentado fue atribuido por un periódico local a los homosexuales, sin que nadie saliera a desmentirlo por temor a las represalias, no por terroristas sino por gays. Todos "tienen miedo e incluso los propios gays dicen en público que la homosexualidad es una aberración", lo cual tiene unas "enormes repercusiones en la lucha contra el sida en África, donde vive el 70 por ciento de la población mundial con VIH". "Si no puedes hablar con tu médico, ni tu familia, si no puedes tener una pareja estable, si tus relaciones son clandestinas, si las ONG que se ocupan de la salud son homófobas, ¿cómo se puede luchar contra la enfermedad?", se pregunta Serena.

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