miércoles, 7 de mayo de 2014
¿Está el 'fracking' detrás del aumento de terremotos y de la radiación?
© REUTERS Stefan Wermuth
La técnica de la fractura hidráulica o 'fracking' podría generar un aumento de la actividad sísmica, e incluso hacer aflorar a la superficie elementos radiactivos, advierten los investigadores.
Como indica un reciente informe del Servicio Geológico de EE.UU., el número de terremotos en el estado de Oklahoma ha aumentado drásticamente en los últimos meses, especialmente desde octubre de 2013. Los científicos sugieren que este aumento de la actividad sísmica se debe en parte al 'fracking' y, en consecuencia, ha aumentado el peligro de que se registren fuertes terremotos en la parte central del estado.
"Un factor que contribuye al aumento de los terremotos es la eliminación de las aguas residuales mediante la inyección de agua en formaciones geológicas profundas", subrayan los autores del estudio.
Un factor que contribuye al aumento de los terremotos es la eliminación de las aguas residuales mediante la inyección de agua en formaciones geológicas profundas
Esta no es la primera advertencia de la comunidad científica sobre las operaciones de fracturación hidráulica, que también podría estar vinculada a un aumento de la contaminación radiactiva.
Los residuos radiactivos que se encuentran bajo tierra en estado disperso no son mortales en pequeñas cantidades al ser liberados durante el proceso del 'fracking', tranquilizan los especialistas. No obstante, cuando la cantidad de estos elementos en el medio ambiente aumenta, pueden contaminar tanto el agua potable como el suelo, momento en que pasan a ser un peligro para la salud.
Según la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU., se trata principalmente de radio-226, radio-228 y de gas radón. "El radón se libera a la atmósfera, mientras que el agua generada y el barro que contiene el radio se coloca en estanques o pozos para que se evaporen o para ser reutilizados o recuperados", explican los especialistas.
Que la extracción de petróleo o de gas aumenta la cantidad de radiación no es noticia. Avner Vengosh, profesor de geoquímica de la Universidad de Duke (EE.UU.), citado por Alter.net, explica que este riesgo se lleva analizando desde la década de 1970, si bien el ritmo y la intensidad de la perforación actual, combinados con la enorme cantidad de aguas residuales producidas, han elevado el nivel de preocupación.
"Estamos dejando un legado de radiactividad en cientos de puntos del país donde ha habido fugas o derrames [de aguas residuales]", resume.
Y parece que los datos recogidos durante los últimos años confirman las palabras de los investigadores. Así, un informe de 2011 indica que se detectaron 116 pozos que producen aguas residuales con niveles hasta 100 veces más altos que los permitidos en el agua potable, y 15 pozos con aguas 1.000 veces por encima del límite. El problema también se agrava debido a la falta de una legislación correspondiente que permita llevar a cabo seguimientos de los pozos utilizados para este tipo de extracción. Y mientras el problema sigue desatendido, el riesgo para la salud humana se mantiene.
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