miércoles, 7 de mayo de 2014
El alcalde ‘manoslargas’ de la ciudad más poblada de Bolivia
Percy Fernández, regidor de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, llama "tacaña" a una periodista que le impide tocar su muslo
MABEL AZCUI Cochabamba.
Ocurrió en un acto público en Santa Cruz de la Sierra, la ciudad más poblada de Bolivia. Su alcalde, Percy Fernández, canoso y robusto, posa su mano sobre el muslo de una joven y esbelta periodista. Ella le saluda de beso y se sienta a su lado. Ella, sin perder la sonrisa, intenta quitárselo de encima. El forcejeo es captado por las cámaras de televisión. El hombre, sin importarle el micrófono que lleva en la mano, voltea hacia el otro lado y suelta: “¡Tacaña!”.
El incidente le ha ganado al alcalde una denuncia, presentada por una diputada de oposición en La Paz, la capital administrativa del país, y la solicitud del Defensor del Pueblo de que el Concejo Municipal le sancione.
La denuncia de la diputada, que ha sido bien acogida por muchas organizaciones feministas del país, solicita a la justicia una pena de cuatro años de prisión por abuso deshonesto, violencia sexual y discriminación contra la periodista.
El representante en Santa Cruz del Defensor del Pueblo, Hernán Cabrera, ha solicitado al Concejo Municipal que cumpla las estipulaciones de la Ley Integral contra la Violencia a la Mujer que tipifica la acción del alcalde como “delito de acoso sexual, con el agravante de que es un servidor público”, en una carta a esa institución en la que advierte, también, de que la inacción del Concejo implicaría complicidad y protección a Fernández. Solicita además un estudio sobre la salud mental de Fernández.
No es el primer escándalo de este tipo que involucra al alcalde Fernández, reelecto cinco veces y, pese a todo, con un sólido respaldo ciudadano. Sus incontenibles “manos largas” han afectado a una concejala, que mientras se dirigía al público intentaba quitar de su culo la mano de Fernández; a una secretaria a la que dio un pellizco y a una funcionaria municipal, a la que forzó besándola en la boca. Todo esto, en público.
La ministra de Justicia, Sandra Gutiérrez, ha declarado al periódico digital Oxígeno que dejará “que la justicia haga su trabajo, sabiendo que la denuncia está en la Fiscalía y es esta instancia la que deberá dar la sentencia que merece”.
El fiscal Ponce ha declarado —a tiempo de informar del envío de la denuncia a Santa Cruz— que “no es hacer denuncias por hacerlas, pero hay que ver”. El fiscal alude, aparentemente, a la necesidad de que sea la víctima la que presente denuncia ante la autoridad.
El alcalde ha presentado disculpas públicas a la comunicadora, su esposo y a toda su familia porque “cumpliendo sus labores de periodista yo le he faltado el respeto”. Y se mostró muy indignado ante la ola de críticas ciudadanas en su contra y atribuyó la reacción a una campaña mediática “del más bajo nivel político”.
Si prospera la denuncia ante la Fiscalía, el alcalde puede enfrentar otro juicio que se sumaría a otras querellas planteadas por periódicos y periodistas que sufrieron agresiones verbales en Santa Cruz.
Fernández, de 75 años, ordenó a la guardia municipal echar de la sala, donde se realizaba una rueda de prensa, al fotógrafo del periódico El Deber – con el que ha mantenido un relacionamiento tenso y tormentoso- tras llamarle burro y estúpido en 2012. En otras oportunidades llamó a los comunicadores indignos, de pandilla y otros insultos.
Pero el último escándalo es el que ha tenido mayor repercusión sobre todo en las redes sociales, donde las críticas llovieron sobre la figura del Alcalde que, en unas semanas más será el anfitrión, junto con el gobernador Rubén Costas, de la cumbre del G77+China el próximo mes de junio, a la que asistirán varios miles de autoridades gubernamentales y de organismos internacionales, según los organizadores.
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