martes, 8 de julio de 2014
Una fotografía de un niño inmigrante en EE.UU. conmociona Internet
© REUTERS
Una fotografía tomada por la reportera gráfica del 'New York Times' Jennifer Whitney se ha hecho famosa en Internet por la forma en que refleja el drama de la inmigración y las deportaciones infantiles en Estados Unidos.
Esta es la imagen de una historia que se repite a diario. El oficial de fronteras Raul L. Ortiz está encargado de patrullar la zona fronteriza del Valle del Río Grande, en la orilla norte del Río Bravo, al sur de Texas, territorio que separa México y Estados Unidos cerca de la ciudad mexicana de Reynosa. Es la zona predilecta de los contrabandistas e inmigrantes para colarse en territorio estadounidense.
© The New York Times
En una de sus patrullas rutinarias, los agentes se toparon con un grupo de inmigrantes bajo refugiados a la sombra de unas palmeras para protegerse del sofocante calor. Cuando los agentes se acercaron para interrogarlos, descubrieron en medio del grupo a un niño hondureño de 8 años, tal como indica el artículo del 'New York Times'.
El pequeño se identificó como Alejandro ante el oficial Ortiz, quien le preguntó con quién había llegado. "Yo solo", contestó Alejandro, a la vez que sacaba su partida de nacimiento del bolsillo de los pantalones, el único objeto que llevaba consigo.
"¿Y tus padres?", insistió el oficial Ortiz, a lo que aquel le respondió: "Están en San Antonio". Sin embargo, Alejandro desconocía completamente la dirección de su familia en la ciudad texana y reconoció que le había llevado una banda de contrabandistas. Ortiz le ofreció agua fresca, que el niño aceptó muy agradecido sin saber que su ya largo viaje iba a complicarse aún más a partir de ese momento.
Desde que se publicó el artículo, la fotografía ha circulado a través de Internet compartida por miles de internautas debido a su dramático contenido más que ilustrativo acerca de la situación que se vive en la frontera meridional de los Estados Unidos. Por ella han llegado a cruzar decenas de miles de menores de América Central y del Sur desde otoño del año pasado.
El drama de la inmigración
Este tipo de sucesos se repite a diario prácticamente a lo largo de toda la frontera sur estadounidense, especialmente en lugares como el Valle del Río Grande, considerados por los contrabandistas y narcotraficantes puntos flacos, ideales para el tráfico de drogas, armas y personas. Desde octubre de 2013, más de 52.000 inmigrantes menores de edad fueron detenidos en las proximidades de la frontera en el lado estadounidense, destacando el mes de mayo de este año por tener el récord de detenciones: más de 9.000, según estadísticas del Centro de Investigaciones PEW. Entre ellos se encuentran muchas mujeres embarazadas o con bebés recién nacidos. A veces hay niños solos con sus hermanos pequeños.
Muchos de estos menores llegan huyendo de la violencia de las bandas y las drogas en su país de origen, atraídos por la esperanza de tener una vida mejor en Estados Unidos y algunos vagos rumores, la mayoría de ellos difundidos por los propios narcotraficantes, de que se permite la entrada sin visado a mujeres y menores de edad.
En 2008, el Centro de Estudios Migratorios estimó que la población inmigrante indocumentada en Estados Unidos llegaba a los 11 millones de personas, de los cuales el 57% provenía de México y el 24% del resto de países latinoamericanos, sobre todo de Guatemala, Honduras y El Salvador. Un 9% provenía de Asia; un 6%, de Europa y Canadá; y solo el 3%, de África y Oceanía.
A esto se suma la tensión que viven las ciudades estadounidenses fronterizas con México provocada por la escalada de violencia entre las bandas de narcotraficantes, que ha llegado a provocar que, desde hace unos años, los propios habitantes formen milicias armadas que patrullan la frontera y no dudan en disparar deliberadamente a cualquier inmigrante que se les cruce.
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