martes, 8 de julio de 2014

En algunas zonas de Colombia el fútbol es casi la única posibilidad de salir de la pobreza

© REUTERS John Vizcaino La muerte de un joven en el humilde barrio colombiano de Cali después del partido de cuartos del Mundial entre Brasil y Colombia ha generado numerosas protestas de vecinos que claman justicia. En barrios como en el que ha ocurrido este tiroteo el fútbol a veces es la única esperanza para lograr una vida mejor. Entre el polvo que se levanta en este potrero se entrenan Los Humildes, un equipo de fútbol conformado por hijos de expandilleros que han decidido gol a gol combatir la violencia. Antes sus padres fueron enemigos, hoy el profesor Óscar Rivas intenta construirles una vida alejada de esos enfrentamientos, para formar al ser humano antes que al atleta. "Como los papás estuvieron metidos en esas pandillas anteriormente entonces ellos se llevan esa misma mentalidad, yo la labor que estoy haciendo es quitarles a los niños ese chip, que cambien esa mentalidad, ellos tienen que vivir socialmente", dijo Rivas a RT. La historia de los jugadores que nacieron pobres y se convirtieron en ricos en los campos de fútbol motiva a miles de pequeños en Colombia. Salen a canchas como esta, sin pasto, para día a día construir el sueño de una vida dedicada a su gran pasión y poder alejarse de las necesidades que actualmente afrontan. Muchos de estos jóvenes en los barrios más humildes de Colombia no tienen otra opción que jugar en las calles de su barrio. Por un lado, carecen de escenarios deportivos donde practicar, y por otro, como en este caso, no pueden ni siquiera ir hasta la cancha más cercana, porque al cruzar una frontera invisible podrían ser víctimas de un ataque de sicarios. Esos límites son trazados por los delincuentes que por ganar territorio no permiten que otra persona que sea de otro barrio se acerque hasta su zona. Según los chicos locales que suenan con convertirse en futbolistas, por culpa de la guerra entre pandillas se pierden numerosos talentos que podrían llegar a ser grandes futbolistas. Pero a día de hoy muchos ni siquiera pueden acercarse a una instalación deportiva. Y otros tantos ya han perdido la esperanza de alcanzar ese anhelo. "Uno sabe que para salir de aquí eso es muy difícil, yo por ejemplo lo hago solo por distracción", dice Reinaldo Mendoza, joven futbolista amateur. El fútbol es una ruleta para salir de la pobreza en un partido con la vida que solo una minoría consigue ganar.

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