lunes, 25 de agosto de 2014

El país es devodaro por la violencia, pero Peña celebra reducción de asesinatos

Redacción Revolución 3.0 -
El presidente de México alardea sobre la baja tasa de homicidios pero los problemas persisten (25 de agosto, 2014).- Hace unas semanas el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó su recuento de homicidios en 2013, con el cual la administración de Peña Nieto se congratuló debido a que se indica una mejora respecto al sexenio de Felipe Calderón, no obstante, tal como menciona el sitio InSight Crime, dicho panorama de paz no contempla aspectos tan significativos como que no se cuentan los crímenes donde los cuerpos desaparecen. Según el IGEGI, desde que en comparación con los 26 mil 37 casos de 2012, el año pasado sólo se contabilizaron 22 mil 732, cifras que fueron respaldadas por Peña Nieto en un evento público, donde afirmó que durante el primer semestre de 2014 la tasa de homicidios se había reducido en 27 por ciento, en comparación con ese mismo lapso en 2012. Sumado a ello, la tasa de homicidios registrada en 2013, de 19 por cada 100 mil habitantes se redujo en 16 por ciento en comparación con 2011, año que el sexenio de Calderón documentó su tasa más alta de homicidios. Con estos datos, tal pareciera que la dudosa estrategia en materia de seguridad, así como la insistencia en no prestar atención a los temas de violencia, han dado resultados a Peña Nieto. Sin embargo, aunado al deficiente conteo de homicidios, la reciente aparición de numerosas fosas comunes es otra muestra de que la realidad difiere de los números oficiales. Este cruento método utilizado por los grupos del crimen organizado especialmente en zonas de Tamaulipas y Durango, evidenciaron el verdadero panorama criminal y lo habitual de la práctica. Tan sólo en el primer año de Peña Nieto al frente del Ejecutivo el Registro Nacional de Desaparecidos (RND) registró 2 mil 618 personas desaparecidas, muchas de ellas tal vez terminaron muertas. Dicha teoría se refuerza con el hecho de que ante el desconcierto en la sociedad que representa la desaparición de personas, muchas organizaciones delictivas tienden a cambiar sus mecanismos de operación y buscan la manera de esconder los cuerpos de sus víctimas. Dentro del mundo optimista del político mexiquense tampoco se contempla el aumento de crímenes particulares como el secuestro y la extorsión, ni mucho menos que los índices de violencia severa persiste en entidades como Guerrero, Chihuahua, Sinaloa y el Estado de México, donde los cárteles con dueños absolutos.

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