viernes, 6 de marzo de 2015

8,286 denuncias de robo de ganado, sin cifra negra

LA CRÓNICA “¿Cree que por lo que ganamos como policías vamos a investigar dónde están sus vacas o a cuidarlas?”, dijeron con sarcasmo los uniformados a don Vicente Rodríguez, quien acudió a la Procuraduría del Edomex a denunciar el robo de 50 de sus animales y a solicitar vigilancia en la zona, donde se ha desbordado el abigeato.
“Su responsabilidad, ni modo que nos van a dejar solos “, replicó el campesino, originario del municipio ganadero de Zumpango. “Si nos deposita por lo menos mil pesos cada semana, echamos un ojito y seguro ya no le vuelve a pasar”, fue la oferta policial. De 2012 a 2014 el robo de ganado en el país se incrementó 26 por ciento, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Pasó de 6 mil 134 denuncias —cada una de las cuales involucra un número indeterminado de cabezas de ganado— a 8 mil 286… Más la cifra negra. Se han llevado establos completos. Las cinco entidades con mayor incidencia son Chiapas, Tabasco, Oaxaca, Veracruz y Estado de México, donde Crónica rescató testimonios como el ya referido, o el de don Goyo, a quien le robaron el patrimonio de toda una vida: 70 vacas, en el propio lugar de ordeña. “Llegó la bola de fulanos hasta mi establo, con sus camiones listos para cargar. Venían armados con R-15 y a puros chingadazos y amenazas me obligaron a subir a todos los animales, me dejaron sin nada, enfermo y ya sin ganas de seguir en la vida”, cuenta. Las voces concuerdan: ya no se trata de robos aislados y simples, sino sistemáticos, ejecutados por bandas bien estructuradas, con alto poder de fuego, movilidad y transporte. Y lo de siempre: complicidad policial. “Hablamos de crimen organizado, que actúa con total respaldo de las autoridades: se roban establos completos de vacas lecheras o van a las engordas de ganado y amagan a la gente, la amarran y se llevan tres o cuatro camiones repletos de animales”, describe Víctor Mazzuti, presidente de la Unión Ganadera del Edomex. “Afectan a ganaderos de todos los tamaños, hay a quienes les han robado dos o tres veces, algunos levantan actas, pero la mayoría no”… —¿Por qué? —Los mismos pillos te amenazan: si denuncias o haces algo, ya sabemos quién es tu hijo, dónde van a la escuela, qué hacen y los vamos a matar. Y también por la desconfianza a las autoridades. —¿Qué referencias tienen de dónde para el ganado? —Tanto vacas como machos regularmente son llevados al rastro, porque no hay un control de esos lugares. Aunque un gran porcentaje de los animales está identificado, les cortan orejas y aretes para borrar registros y así venderlos. En los rastros no piden constancia de productor, no hay protocolos ni vigilancia oficial. Tendría que haberla, ahí y en las carreteras, por donde las bandas huyen muy campantes. Hay un mercado clandestino de carne en el país. Tan sólo en enero de este 2015, se contabilizaron ya más de 800 casos -derivados de averiguaciones previas-, en 29 de las 31 entidades de la república, según las estadísticas más actuales del SESNSP. Las excepciones: Baja California, Colima, y el Distrito Federal. CARTAS. En 2014, don Vicente registró por lo menos 35 casos de abigeato en una franja de cinco kilómetros a la redonda de su pequeño establo. —¿Y finalmente la policía investigó el robo?, se le pregunta para retomar la historia. —No hicieron nada, solito anduve de rastro en rastro, pero nunca las encontré. Me dejaron en la lona, con unas cuantas vaquillas lastimadas porque no se las pudieron llevar. El caso más grave al cual ha dado seguimiento es el de un viejo productor lechero a quien mataron por robarle 80 vacas… “Después de ese asesinato hicimos asamblea y decidimos enviarle un escrito al gobernador; nos respondieron de su oficina que iban a tomar cartas en el asunto, pero jamás se aparecieron. Y la delincuencia ha crecido, cada vez más experta, lo mismo roban en establos que en el campo, mientras la gente pastorea a sus animales: llegan con sus camionetas y se llevan todo pistola en mano”. Y ya parece resignado a la indiferencia oficial… “¿Qué podemos hacer para defendernos si ni siquiera tenemos armas?, ¿cómo vamos a andar con metralletas si nacimos para trabajar la tierra y llevar comida a nuestras familias? Por cualquier cosa, cargo mi machete para medio defenderme, pero ellos traen cuernos de chivo, no les servimos ni para un susto”. Alta incidencia e impunidad —dice otro afectado: Rodrigo Godínez— han propiciado la desaparición de productores en la región… “Nos dejan hasta sin calzones, en completa ruina, ¿cómo se va uno a levantar?”… “Es crimen organizado, así como se oye, ya no es como antes que se llevaban dos vaquitas jalando, ahora traen su transporte, sus tráileres, son 10 o 12 sujetos con pasamontañas y rifles, que saben cómo hacerlo en el menor tiempo posible”. —¿Por qué hablan de complicidad oficial? —Cómo se puede creer que las autoridades no pueden darle seguimiento a los casos, si la mayoría del ganado está registrado en el Siniiga (Sistema Nacional de Identificación Individual de Ganado), operado por la Sagarpa, se hacen tontos que es otra cosa o quieren su moche para trabajar… Frente a este panorama, en algunos estados como Chiapas se han creado ya fiscalías especializadas para la atención de este delito, el cual es sancionado en diversos códigos estatales hasta con diez años de prisión, pero sólo queda en el papel. Los datos Denuncias en 2012 6 mil 134* Denuncias en 2013 7 mil 553* Denuncias en 2014 8 mil 286* * Cada caso involucra un número indeterminado de cabezas de ganado. Denuncias Según organizaciones nacionales ganaderas, por amenazas o miedo sólo el 10 por ciento de las víctimas de abigeato presenta una denuncia ante procuradurías estatales, por lo cual los casos anuales pueden alcanzar decenas de miles. Si se aplicara esa lógica, los 8 mil de 2014 se convertirían en alrededor de 80 mil historias de robo masivo.

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