RT Mucho se habla sobre los altos índices de criminalidad en Venezuela, pero poco se conoce sobre las iniciativas de paz impulsadas por el Gobierno para hacer frente a este flagelo. El Movimiento de Teatro Infantil y Juvenil César Rengifo es una de estas experiencias.
"El arte debe existir en función de la humanidad", decía el pintor y dramaturgo venezolano César Rengifo, y apegados a esos principios, en septiembre de 2013, se creó el movimiento nacional de teatro infantil que hoy lleva su nombre, para coadyuvar a la consecución de una sociedad de paz.
Un elenco de casi 1.000 niños y adolescentes conforman este movimiento teatral, un espacio que brinda atención a las familias que viven en los sectores más vulnerables del país para que sus hijos aprendan de manera gratuita todas las disciplinas vinculadas a las artes escénicas.
Además, en estos espacios numerosas familias han encontrado una alternativa para evitar que sus hijos sean captados por bandas de delincuentes, un problema estructural que arrastra Venezuela desde hace más de 40 años.
En declaraciones a RT la viceministra venezolana de la Suprema Felicidad Social, Carolina Cestari, aseguró que el teatro ayuda a inculcar en los menores valores humanos como la solidaridad, la paz, el amor y el respeto. Además, Cestari explicó que no existe "ningún tipo de 'casting'" para ingresar en el movimiento y que las inscripciones están abiertas permanentemente.
"Si me dice un formador: 'es que el niño se porta mal', ese es el niño que yo quiero aquí porque ese es el que está pidiendo más atención, porque si lo atendemos en esta etapa vamos a evitar que más adelante caiga en la tentación de que venga otra persona, lo manipule y podamos estar sumando a la violencia", agregó Cestari.
El movimiento cuenta 27 núcleos culturales repartidos por todo el país, donde a sus integrantes se les garantizan alimentos, vestuario y una formación que los acerca a sus raíces a través de la obra de César Rengifo, un artista que tanto en su pintura como en las tablas llevó el sentir de los sectores más oprimidos de Venezuela. Además de formar a destacados artistas y mejores seres humanos, el programa garantiza que la cultura sea un derecho y no un privilegio.
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