viernes, 10 de marzo de 2017
La PGJCDMX ya sabía del caso de"El Mata Novias"
A Jorge Humberto Martínez Cortes, el asesino serial de la Ciudad de México (CDMX) se le acusa de matar a sus novias. Las enamora, les corta el pelo, las estrangula, altera la escena del crimen y finge que fue un suicidio.
Leticia María Jiménez del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud del Instituto Politécnico Nacional (IPN), comentó:
“Los asesinos seriales que se llevan cosas de las víctimas, se las llevan como si fueran trofeos, para el homicida significa un triunfo”.
Jorge Humberto fue la última persona que entró y salió de la casa de Campira, por eso Sandra Alanís, tía de la víctima, publicó la foto del presunto asesino en redes sociales y relató que lo que se pretendía como familia con esa publicación era obtener su nombre, dirección, por lo que les empezó a llegar toda la información del caso de Yang y de los casos de algunas otras chicas.
Familiares de Campira se percataron de que ella no era la única novia de Jorge que murió asfixiada.
El 21 de septiembre de 2014, el cuerpo de Yang Kyung Jung Borrego fue encontrado en la colonia Doctores, en la Ciudad de México. Como en el caso de Campira, Jorge fue la última persona que estuvo con ella.
“En su declaración, él dice que la dejó bañándose, que se despidió y luego fue a la casa y fue cuando la encontró ahorcada y dice que él la bajó”, dijo Mónica Borrego Kim, madre de Yang Kyung Jung.
Mónica Borrego, madre de Yang, también observó rastros de violencia en el cuerpo de su hija.
“En la pierna le vi algo y él dijo que, cuando la bajó, le ganó el peso y se cayó, en las uñas tenía como morado, así como signos de violencia o de que se haya querido defender”, relató la madre de Yang Kyung Jung.
A diferencia de Campira, a Yang Kyung Jung, Jorge Humberto le cortó el cabello días antes de su muerte.
“Habría que saber si todas las chicas que han sido víctimas de este homicida tenían ciertas similitudes respecto al cabello, en el largo, en el color, incluso podría ser que él lo tuviera como una colección”, dijo Leticia María Jiménez del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud del IPN.
Mónica ya había avisado a la Procuraduría capitalina sobre las anomalías en el caso de su hija, pero no investigaron. Dos años después, Campira fue asesinada.
“Le comenté que no quería que alguien más volviera a vivir lo que yo, por eso era necesario que actuaran rápido, esto se tenía que haber evitado”, dijo Mónica Borrego Kim, madre de Yang Kyung Jun Borrego, al enterarse de que había una víctima más.
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