• Nadie de las autoridades municipales de los últimos tiempos, ha tenido la visión de futuro para el diseño de un nuevo entorno, a partir del centro y cambie su fisonomía.
Por Mario Ruiz Hernández
NAUCALPAN Méx., a 19 de febrero del 2019.- Desde hace más de tres décadas atrás, el modelo de ciudad en Naucalpan abortó de fea manera e incluso, es el único municipio de la República que tiene todo desfragmentado.
Es decir, por un lado, su Parque central- (Parque Revolución), al otro extremo lo que pudiera ser su catedral o Iglesia principal, (San Bartolomé), y todavía muy lejos del centro, su palacio de gobierno.
La lógica nos indica que “El Lugar de las Cuatros Casas”, no tiene su denominada Plaza de Armas, que de alguna manera concentre a la gente e impulsar el espíritu de convivencia e identidad.
Nos encontramos en un municipio totalmente sub generéis, cosmopolita que concentra en su propio territorio, ciudadanos de diversas partes del país, que aquí han encontrado su subsistencia.
El municipio creció desbordadamente y los propios efectos de la conurbación, han limitado tener una mejor movilidad, conectividad y espacios recuperados al servicio del ciudadano.
El centro de la población-San Bartolo- es el claro ejemplo de todos los malos que nos aquejan por dónde lo quiera mirar, y el que se supone, podría partir el desarrollo ordenado y sustentable.
Es el corazón del municipio, refleja lo que en el tiempo han podido desarrollar esas relaciones nocivas entre gobierno y un segmento de ciudadanos.
Sin embargo, el proceso histórico de progresión ha implicado problemas de informalidad en tres dimensiones: comercio, transporte y medio ambiente.
Esta triple informalidad es la principal causa de los bajos niveles de productividad y bienestar en el centro, aunado al impacto que genera la inseguridad pública que no posibilita un buen desarrollo.
En Naucalpan venimos creando diversos centros urbanos a partir del justamente centro, que se encuentra supersaturado, y que precisa la expulsión de numerosos flujos migratorios.
Hasta el momento o de años atrás, no podemos vislumbrar decíamos, algún modelo de Ciudad, no esa “Con Vida, del ex alcalde Olvera, o la Ecológica de la ex munícipe, Azucena Olivares”.
Un modelo de Ciudad, que integre, que concentre, que regule y planifique los usos del suelo, que mejore la infraestructura de transporte y movilidad, y priorice en el ciudadano, en el peatón.
El crecimiento a la altura del Naucalpan que merecemos, implica además un marco regulatorio moderno y accesible, más allá de la inversión económica-es de ORDEN Y RESPETO-al ciudadano.
Aunado, al también respeto por el espacio público, en donde se construye una sociedad igualitaria y porque las personas pasan más tiempo fuera de sus casas.
La gente quiere tranquilidad, que le ofrece el espacio peatonal, y ponerlo a su servicio a partir del uso por ejemplo de ciclovías, el arte urbano, el teatro callejero y otras manifestaciones artísticas.
NAUCALPAN Méx., a 19 de febrero del 2019.- Desde hace más de tres décadas atrás, el modelo de ciudad en Naucalpan abortó de fea manera e incluso, es el único municipio de la República que tiene todo desfragmentado.
Es decir, por un lado, su Parque central- (Parque Revolución), al otro extremo lo que pudiera ser su catedral o Iglesia principal, (San Bartolomé), y todavía muy lejos del centro, su palacio de gobierno.
La lógica nos indica que “El Lugar de las Cuatros Casas”, no tiene su denominada Plaza de Armas, que de alguna manera concentre a la gente e impulsar el espíritu de convivencia e identidad.
Nos encontramos en un municipio totalmente sub generéis, cosmopolita que concentra en su propio territorio, ciudadanos de diversas partes del país, que aquí han encontrado su subsistencia.
El municipio creció desbordadamente y los propios efectos de la conurbación, han limitado tener una mejor movilidad, conectividad y espacios recuperados al servicio del ciudadano.
El centro de la población-San Bartolo- es el claro ejemplo de todos los malos que nos aquejan por dónde lo quiera mirar, y el que se supone, podría partir el desarrollo ordenado y sustentable.
Es el corazón del municipio, refleja lo que en el tiempo han podido desarrollar esas relaciones nocivas entre gobierno y un segmento de ciudadanos.
Sin embargo, el proceso histórico de progresión ha implicado problemas de informalidad en tres dimensiones: comercio, transporte y medio ambiente.
Esta triple informalidad es la principal causa de los bajos niveles de productividad y bienestar en el centro, aunado al impacto que genera la inseguridad pública que no posibilita un buen desarrollo.
En Naucalpan venimos creando diversos centros urbanos a partir del justamente centro, que se encuentra supersaturado, y que precisa la expulsión de numerosos flujos migratorios.
Hasta el momento o de años atrás, no podemos vislumbrar decíamos, algún modelo de Ciudad, no esa “Con Vida, del ex alcalde Olvera, o la Ecológica de la ex munícipe, Azucena Olivares”.
Un modelo de Ciudad, que integre, que concentre, que regule y planifique los usos del suelo, que mejore la infraestructura de transporte y movilidad, y priorice en el ciudadano, en el peatón.
El crecimiento a la altura del Naucalpan que merecemos, implica además un marco regulatorio moderno y accesible, más allá de la inversión económica-es de ORDEN Y RESPETO-al ciudadano.
Aunado, al también respeto por el espacio público, en donde se construye una sociedad igualitaria y porque las personas pasan más tiempo fuera de sus casas.
La gente quiere tranquilidad, que le ofrece el espacio peatonal, y ponerlo a su servicio a partir del uso por ejemplo de ciclovías, el arte urbano, el teatro callejero y otras manifestaciones artísticas.
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