• La zona está totalmente tanto saturada como colapsada, hay
falta de agua, no se tienen programas estratégicos de movilidad, conectividad y
accesibilidad, y la pobreza patrimonial está al 100.
• Cada día, hay desaparición de Bosques, de las áreas naturales
y naturales protegidas, y la demanda de servicios es más que la oferta.
Por Mario Ruiz Hernández
Valle de México, septiembre del 2022.- Creo que empezamos a
llegar al límite en la Zona Metropolitana del Valle de México, y de manera
especial en la región de Naucalpan, Tlalnepantla y Atizapán de Zaragoza (NZT),
y demarcaciones periféricas a este perímetro en relación a su desarrollo
Urbano.
Verdaderamente seguimos creciendo y de manera impactante en
población, y territorialidad, transformando de manera brutal nuestras zonas y
áreas verdes o zonas naturales protegidas.
La realidad es que la mutación ha sido totalmente drástica,
de pasar de lo rural a lo urbano, y sus fatales consecuencias, sobre todo, en
la alta demanda de servicios básicos.
Efectivamente, la demanda es más que la disposición de estos
satisfactores; dejar claro que el agua se agota, los mantos freáticos se están
secando y la sobreexplotación de los acuíferos es criminal.
En la (NZT), nos estamos acabando los bosques, el oxígeno y
escurrimientos del vital líquido de manera naturales y sus reservas verdes,
para transitar a la industria inmobiliaria o a los carteles inmobiliarios.
Es clara la orientación de las “Novas Ciudades” en esta
concentridad espacial, en la que según su cimentación es con fines resilentes,
incluyentes, sustentables, ecológicos y con visión a largo plazo.
Sin embargo, los contrastes en la misma ciudad o la ciudad
del futuro, son abismales; mientras que unos asentamientos humanos carecen de
todo, otros la proyección es justamente con todo.
Hoy, hay situaciones delicadas y no sólo es esta zona, sino
en diversos lugares, por el orden, o el tratar de poner orden al colapso
urbano, o a la progresión desmedida y además permitida.
Contamos con municipios totalmente saturados y no hay modo
de crecer, pero no obstante lo hacen y en esos supuestos lugares que aún pueden
entrar al desarrollo.
Pero también, tenemos múltiples conflictos que no han
fenecido, que no han causado estrado, procesos administrativos en los Juzgados
de Distrito.
Aunado a ello, y distintos amparos a los Planes de
Desarrollo Urbanos Municipales (PDUM), que por ejemplo en Naucalpan los
tribunales lo declararon insubsistente, y prácticamente realizar todo.
En ello y al mismo tiempo, el importante proceso de consulta
ciudadana, y la reposición del procedimiento, y contar con un PDUM hecho digo,
“a la medida” de Naucalpan.
Destacar y en el proceso que viene y que seguro ya no tarda
en abonar a la opinión pública para el respeto de las zonas verdes y áreas naturales
protegidas, el blindaje al cerro del Mazapán, o en fraccionamientos, el respeto
de las densidades y edificaciones de alto impacto.
En ese orden, y en los proyectos en proceso de desarrollo,
la revisión total y ver el caso de San José Río Hondo, Tecamachalco e incluso
las Lomas Verdes al otro extremo.
Resaltar y para no especular más, el obviar los procesos de
desarrollo de los planes parciales de incorporación territorial, porque son eso
a la larga, “nuevos desarrollos”, “nuevos conflictos y problemas”.
Por otra parte, y no lejos el diagnóstico Urbano en Atizapán
de Zaragoza, el crecimiento desproporcional de indefinidad de complejos
habitacionales en la franja colindante con Naucalpan.
En las Lomas Verdes, Condado de Sayavedra, Chiluca, en el
municipio eminentemente forestal de Santa Ana Jilotzingo, y en territorios
consolidaos de Tlalnepantla, Tultitlán, Coacalco, y Cuautitlán Izcalli, un
brutal rezago en la tenencia de la tierra.
Indagar con eso de que estuvo como directora de Desarrollo
urbano la señora Nino Hermosillo, en Atizapán de Zaragoza, y no de ejemplar
reputación, cuáles fueron las modificaciones realizadas.
Asimismo, y qué fue lo que “se actualizó”, los diagnósticos
y los pronósticos, la ubicación geográfica de al menos 17 zonas de recarga
acuífera que existen en el municipio.
La alarmante preocupación, que éstos pueden ser sitios que
despierten la ambición de autoridades e inmobiliarias para construir nuevos
fraccionamientos habitacionales.
Es un hecho que, lo están haciendo, que están construyendo y
de manera exponencial al menos en el último lustro y más en los pasados tres
años, que facilitaron todo.
En Atizapán de Zaragoza igual, los usos del suelo mixtos son
una realidad, en conjuntos habitacionales hay todo tipo de negocios, antros,
“chelerías”, “piquerías” y cantinotas finas en centros comerciales.
En otro orden, y no absurdo, que tampoco se tenga un Plan
Estratégico de Movilidad, Conectividad y Accesibilidad, al centro, y su
periferia. “El tráfico en horas-pico-está hasta la madre”, y de años.
Prevalece una desproporcionalidad territorial, de los
límites con Tlalnepantla-Arboledas-Nicolás Romero, Cuautitlán Izcalli y
Naucalpan- La Ciudad Adolfo López Mateos colapsada.
Atizapán de Zaragoza claro que tiene una alta demanda de
agua, hay estrés hídrico, registran una pobreza patrimonial delicada y entre
tantas realidades, es un municipio de alto riesgo a inundaciones.
Finalmente, y que hay que revisar las cosas, se tiene que hacer y volver a empezar a construir la Nova ciudad, de acuerdo a las realidades del momento, en la actualización de su PDUM.
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