viernes, 10 de enero de 2014

La opinión de... Salvador Ferrer i Paradeda

El bosque maravilloso Salvador Ferrer i Paradeda
Era un bosque tan… tan…”tan hermosamente maravilloso” que ni los pájaros anidaban en los árboles- ¿No anidaban los pájaros y el bosque era tan… tan, eso, tan bonito?. Parece un contrasentido, pero no lo es, nos encaminamos a ver bonitos bosques, frondosos, de un color verde despampanante y sin animales que lo habiten, la lógica superará con creces una realidad palpable y es que con tanta empresa que hay por el mundo creando semillas “mágicas” ya no nos quedará otra que tomar instantáneas para tener un recuerdo de lo que fue y no volverá a ser. Por un lado las talas indiscriminadas y por otro los transgénicos, hace que el mundo vaya a quedar patas arriba o lo que es lo mismo… “en pelotas”, aunque algunos encuentren en esta expresión una falta de tacto y bien hablar. En pelotas porque el mundo es redondo y también porque nos desnudará la sensatez que en teoría deberíamos tener y hoy hemos hecho a un lado a cambio de tener el sentido de posesión, posesión material, aquella que al volver a quedar en pelotas cuando estiramos la pata, no nos llevaremos al huerto… entiéndase por huerto, cielo, purgatorio o infierno, cada uno según el premio de consolación que le toque. Tiene “guasa” -chacota, ironía, chirigota…- tantos años de vida para al final recluirnos en una caja de madera y toma, al hoyo, aunque lo de la cremación ya forma parte del día a día y así se ocupa menos espacio y es más higiénico. Hablaba de los bosques, ya casi me olvido. Esos bosques que nos dan vida, nos permiten soñar y perdernos de vez en cuando en ellos en compañía de la novia de turno, pero nos da pie a que en una fraternal explicación, el padre de la muchacha asienta con la cabeza queriendo asimilar la explicación y recordando que él se perdió con una de las novias que además era la madre del joven que acompaña a su hija… todo un lío de relaciones comunitarias y que merecen un capítulo aparte. Ahora aprovechando las horas de soledad y lectura, recapacitemos, démosle un minuto a la vida y pensemos que hacia esto nos encaminamos-a la pérdida de bosques, no sean mal pensados ni sueñen cosas que no son- luego, el tiempo nos dará lo que hayamos elegido.

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