domingo, 12 de enero de 2014
La opinión de... Salvador Ferrer i Paradeda
Viajar sin pantalones ….
Salvador Ferrer i Paradeda
Un día al año, viajar sin pantalones… se ha puesto de moda, ya se está programando un día sin nada, aunque será difícil viajar ese día, no me imagino como hacerlo.. la cartera, la documentación, las llaves, los pañuelos, los preservativos, el bocata de turno medio aplastado, el peine especial para calvos –no me miro al espejo- en fin, ¿dónde llevaríamos tantas cosas y tan necesarias en algunos casos?.
Con todo, el día de hoy ha sido perfecto para las almas escondidas de los “voyeurs” de turno, aquellos que con sus miradas lascivas ven donde no hay –falta de piernas hermosas- y no ven lo que hay –demasiado para ver-. Dignos representantes de la materia gris en decadencia, personajes que asoman detrás de las puertas y cuando los ves disimulan diciendo… “perdón, me equivoqué”, pero ya te repasaron de arriba abajo. Son misteriosos y poco conocidos, pecaminosos en grado superlativo y hoy compraron boletos al por mayor, escondieron sus celulares, los mismos que sirven para tomar fotos, y zas… una detrás de otra. A estas horas estarán regocijándose de sus instantáneas y harán un álbum de lujo.
Luego están los / las puritanas, caso de estudio, no por falta de ellos, más bien porque cierran los ojos y se pegan de tortazos en cada esquina o de plano se pasan de parada. Rezan en voz baja pero creo que llegué a entender a una de ellas diciendo; Dios mío qué nalgas la del muchachote. Pero no me hagan caso, igual entendí mal y luego las apariencias engañan. En definitiva ha sido un hermoso día de nalgas y nalgotes, gordos y flacas, buenas y buenos… otros no tanto u otras, depende de quien fuera el “observador” que no es lo mismo que “Voyeur”, pero suena casi igual.
Llegar a casa y pensar en todo lo que se ha visto, reconforta, la verdad, me miro al espejo y veo que todavía soy un adonis en comparación con algunos que han lucido sus cuerpos serranos, yo, por supuesto, no lo hice, bastante tenía con disimular razones y malos pensamientos, faltaría más, eso sí, me bajé cuatro paradas más tarde de la que me correspondía porque perdí la vista en una muchacha que leía el periódico y me interesó la portada.
Luego tuve que regresar andando porque no había como hacerlo en la forma correcta y no me encontré a nadie paseando sin pantalones por la calle… mala suerte la mía.
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