martes, 21 de enero de 2014

La opinión de... Salvador Ferrer i Paradeda

A vueltas con una mal llamada libertad Salvador Ferrer i Paradeda.
A veces usamos la palabra libertad como si fuera algo normal, algo que se supone tenemos, algo que no sale de contexto porque no hay “texto” que explique la realidad de la palabra “libertad”. Dicho de otro modo, libertad es tomar aire cuando paseas por la calle –no en todos los lugares porque la polución a veces gana al deseo- libertad es poder comprarse un taco o un bocata en cualquier esquina, libertad es entrar al cine y ver la peli que uno quiera, libertad es comprar una docena de huevos y pagar el precio justo –cosa difícil por el aumento que últimamente se ha puesto en boga- libertad es poner en marcha la tele y ver los noticieros de cualquier cadena y decir… mecagoenlamarsalada, pinches mentirosos y apagarla de inmediato, libertad es cantar en voz alta cuando te bañas y que el vecino se acuerde de toda tu familia para pensar que podrías dedicarte a la venta de frutas en cualquier tianguis –mercado- libertad es mojarte los pies en un charco y pensar que cuando eras niño, al hacerlo, tus padres ponían el grito al cielo porque los zapatos eran recién estrenados, libertad es… eso, libertad es lo que uno quiere. Ahora bien ¿existe la libertad?. No, no existe, porque en cualquiera de los casos relatados, siempre encontraremos quienes estén disconformes y nos tildarán de locos, estúpidos, ilusos y hasta se usará algún que otro adjetivo fuera de tono. La palabra libertad va seguida de una realidad… ¿quién tiene el poder de la verdad?. Perseguimos al gitano por ser gitano, al judío por ser judío, al negro por ser negro, al tonto por ser tonto-hay muchos y variados modelos de ser tonto-… nos miramos al espejo y pensamos que somos irresistibles, enconadamente hermosos, dilatadamente inteligentes y estupidamente únicos. Libertad y realidad deberían ir de la mano, pero no es así, son enemigos irreconciliables, eso sí, seguiremos usando la palabra para descubrir que más allá de la realidad, tenemos por delante a… banqueros, industrias, políticos –en el reino de España saben mucho de esto, porque realmente son pendejos quienes están al frente, incluidos la saga real- periódicos, televisoras, mangantes –digo magnates- gente de bien, riquezas acumuladas, procesos encubiertos, leyes con la irresistible realidad de ser hechas para unos pocos privilegiados o unos muchos defenestrados… en fin, nada es real y nada sirve para descifrar realmente lo que es la libertad. Eso sí… reímos a mandíbula batiente cuando la Lucerito de turno y el monarca iluminado van de cacería, o cuando la Bouzzo hace pasar al desgraciado, que casi siempre dice no saber nada, hasta cuando ilustres comentaristas y periodistas dicen que es verdad la mentira a todas luces conocidas, incluso cuando un político asombra a los presentes explicando que la economía va sobre ruedas –sobre ruedas en un vehículo conducido por él- y que nada es lo que parece… Haya paz y después gloria, seguiremos esperando que asome la palabra libertad, acompañada de la realidad y demos un portazo a todo para darle la vuelta a la vida y saber que somos peleles –muñecos, monigotes, títeres- en manos de una palabra inexistente. A vueltas con una mal llamada libertad y de vuelta con más de lo mismo… mentiras, engaños y algo más.

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