jueves, 23 de enero de 2014
La opinión de... Salvador Ferrer i Paradeda
A tientas y a ciegas
Salvador Ferrer i Paradeda.
Caminar a tientas y a ciegas es, sin lugar a dudas, buscar una farola donde darse algo más que un golpazo. Yo diría que un suicidio a lo “pendejo”. Algo que va más allá de lo sublime en tono mayor, es decir, quien camina a ciegas no pasa de ser un verdadero animal irracional.
Digo todo esto porque la actual política nos lleva a este terreno, andar y andar sin tener meta fija y mucho menos un lugar predestinado al descanso merecido. Descanso que sí aprovechan algunos políticos para apapacharse y darse el lujo de decirnos que lo suyo ha sido ganado con el sudor de su frente y a fin de cuentas, nosotros les elegimos, así que no hay opción a devolución ni mucho menos a reclamo alguno.
Es incomprensible que no se les exija un trabajo adecuado; suben impuestos, recortan prestaciones, cambian leyes, incumplen las promesas, viajan, gozan, tienen privilegios, se aumentan los sueldos y sus prestaciones, se dan mutuamente bonos por quién sabe qué, se les rinde pleitesía… en fin, no veo por donde pillarlos a la hora de sopesar el trabajo realizado, ¡ah! y encima se permiten dormir en horas de “chamba” y ausentarse cuando lo desean.
Está visto que ser político –no todos- está considerado como un premio y un nada de exigencia. Es triste ver que las ambiciones de la juventud es llegar a un puesto dentro de la política, como aquel que se dedica a trabajar en un laboratorio experimental, es triste y denigrante que el ciudadano de a pie no pueda usar del cadalso y pasar por la “papaya” a todo aquel que roba a manos llenas y se ríe de quienes están en el escalón inferior. Es triste saberse engañado y caer en el engaño una y mil veces y más triste es venderse por un puñado de obsequios inservibles y unas promesas que jamás se llevarán a cabo.
No estoy a favor de la anarquía, pero vistas las cosas como las veo, creo que es la única solución actual, esa pandilla de elegidos que gobiernan y deciden por nosotros, no deberían robar un soplo de aire, y ahora en Davos nos daremos cuenta que lo único que hacen es programarse para seguir robando y dando por… eso, por la santa parte que todos están pensando y no quiero escribir, porque los puritanos me tildarían de indecente y a buen seguro sería crucificado por pecador… pero ellos no, ellos no son pecadores, son iluminados al servicio de…ellos mismos.
A tientas y a ciegas, pero porque queremos, dicho de otro modo, somos una gran calamidad y tenemos lo que nos merecemos.
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