martes, 15 de julio de 2014
¿Por qué los Ejércitos del mundo ya no quieren la técnica militar de EE.UU.?
© REUTERS Wolfgang Rattay
Aunque las exportaciones militares de EE.UU. se mantienen altas, la tendencia de ventas en la industria militar, con excepción de los aviones de combate, es distinta, puesto que muchas armas de EE.UU. actualmente se consideran de segunda categoría.
El líder en el negocio de los vehículos aéreos no tripulados es Israel, pese a los miles de millones de dólares con los que el Pentágono financia esta industria, escribe The Daily Beast. Por otro lado, el Meteor, el misil europeo aire-aire de largo alcance impulsado por estatorreactor sin equivalente en EE.UU., ya proporciona a Suecia una capacidad operativa de contingencia.
El único misil tierra-aire totalmente nuevo de EE.UU., el sistema de defensa de misiles MEADS, hace poco ha sido rechazado por Polonia. Además, los competidores de EE.UU. en la industria militar, como la empresa alemana Diehl y la israelí Rafael, poseen cada vez un segmento mayor en el sector de los misiles de menor alcance.
EE.UU. no solo no exporta buques de guerra, sino que los diseños para la futura pieza central de la Armada estadounidense, los buques de combate litorales, dependen de motores, radares y otras piezas europeas, observa el medio. Además, el próximo vehículo anfibio de la Marina podría ser de diseño italiano.
Las razones de estas tendencias en la industria militar de EE.UU. no dejan bien parado al Gobierno norteamericano, según el rotativo estadounidense. La mayoría de los contratistas de defensa prefieren pagar dividendos a sus accionistas en lugar de invertir en investigación y desarrollo. Las empresas no estadounidenses, que dependen mucho más de las exportaciones, no pueden permitirse esta práctica.
En EE.UU. la investigación y el desarrollo están enfocados hacia lo que dicta Washington, y estas exigencias pueden no satisfacer las necesidades internacionales, opina The Daily Beast. Es el caso del helicóptero furtivo Comanche desarrollado en los años 1990 por los fabricantes estadounidenses Boeing Helicopters y Sikorsky Aircraft, un aparato que ni el propio Ejército estadounidense quería. Todo el mundo quiere los helicópteros más eficientes y fiables, es decir, los que pueden suministrar las empresas europeas Airbus y AgustaWestland.
El problema se ha agravado a medida que los programas son menos frecuentes y más extensos, algo que tampoco es bueno para la competencia. Un ejemplo sería el avión de carga C-130, cuya planificación es confusa y tiene una financiacuón mínima, con lo que no sería una sorpresa que en 2020 Airbus y Embraer se repartieran este mercado con sus nuevos A400M y KC-390.
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