miércoles, 15 de julio de 2015
Hígado graso, un peligro en ascenso
LA CRÓNICA A pesar de que esta enfermedad puede conducir a un final fatal, no ha sido lo suficientemente investigada en México, y las personas que la padecen lo ignoran porque no presenta síntomas.
“El hígado graso es una condición que se manifiesta en un porcentaje muy alto de la población. Se ha observado que de las personas que tienen obesidad, el 50% lo presentan sin saberlo porque no da síntomas de su presencia hasta que el problema avanza convirtiéndose en otro asesino silencioso”, así lo explica el Médico Bariatra David Montalvo Castro, Presidente del Colegio Mexicano de Bariatría, A.C.
De acuerdo con el especialista, en México no se tiene una estadística confiable para poder afirmar cuántos son los pacientes que padecen de hígado graso, pues esta enfermedad no ha sido lo suficientemente investigada en México, en cuanto a la frecuencia de su aparición.
De acuerdo con investigadores españoles y con la Organización Mundial de la Salud, el 80% de los adultos obesos y el 50% de los niños con sobrepeso tienen hígado graso, siendo más frecuente en las mujeres. Por su parte, la Secretaría de Salud, menciona que el 25% de los pacientes con hígado graso pueden llegar a presentar cirrosis hepática irreversible en un plazo de 10 años.
¿Cómo se puede diagnosticar el hígado graso?
A decir por David Montalvo, el hígado graso se caracteriza por la acumulación de ácidos grasos y de triglicéridos (un tipo de grasa) dentro de los hepatocitos, las células que forman el hígado y se asocia principalmente a la presencia de obesidad, síndrome metabólico, diabetes, hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia. Es un asesino silencioso, afirma, porque en las etapas iniciales no presenta síntomas, y por lo tanto quien lo padece lo ignora hasta que se ha convertido en un problema muy difícil de resolver. Además de que los problemas de hígado graso aparecen en cualquier etapa de la vida.
A pesar de ser un problema asintomático, existen algunas formas para su diagnóstico, aunque muchas veces ocurre por accidente, por ejemplo cuando un paciente tiene alguna molestia renal se le hace un ultrasonido, checan su hígado, y descubren que sufre de hígado graso.
El Dr. Montalvo Castro indica cuatro formas de diagnóstico:
1) Por ultrasonido abdominal: donde se observa en las imágenes un cambio en la densidad del órgano y ahí se determina si se tiene el hígado graso y en qué estadio se encuentra. Esto se ha clasificado en tres etapas, grados 1, 2 o 3, y de acuerdo al porcentaje de afectación del hígado, se determina la severidad de la infiltración de grasa.
2) Análisis de sangre -estudio llamado pruebas de función hepática o pruebas de funcionamiento hepático: Este análisis consiste en cuantificar algunas enzimas que produce el hígado y cuando se elevan algunas de ellas, se establece una mala función del hígado. Las enzimas que se elevan son la deshidrogenasa láctica, las transaminasas y las bilirrubinas.
3) Diagnóstico por sospecha de una tumoración: se puede hacer una biopsia de hígado y al revisarse el estudio patológico se encuentra que existe infiltración de grasa y fiibrosis, por tanto, hígado graso.
4) Una cuarta forma es mediante la Impedancia Bioeléctrica, con un equipo Analizador de la Composición Corporal que brinda el peso de la persona, su índice de masa corporal, porcentaje de grasa y la cantidad de masa grasa y de agua que tiene en todo el cuerpo pero, lo más importante, es la cantidad de grasa visceral que tiene el paciente, ya no debajo de la piel sino infiltrada dentro de las vísceras; en especial la víscera que más acumula grasa por esta circunstancia es el hígado. Este estudio es extremadamente sensible y permite integrar el diagnostico en un momento temprano de su evolución.
“Cuando avanza, el paciente experimenta síntomas como debilidad, cansancio, fatiga y eventualmente dolor abdominal. Clínicamente se observa que cuando el hígado deja de trabajar correctamente permite la llegada al cerebro de cantidades importantes de amonio, lo que ocasiona cambios neurológicos. En etapas posteriores el hígado graso progresa a inflamación, fibrosis y finalmente a Cirrosis Hepática no alcohólica con lesiones irreversibles que suelen llevar al paciente a la muerte. Este es un problema serio, por ello es importante visitar al médico bariatra quien deberá prescribir la medicación necesaria y los cambios en el estilo de vida del paciente, tanto en alimentación como en actividad física para poder empezar a eliminar esa grasa acumulada en el hígado. El médico bariatra es el especialista idóneo para tratar este peligroso padecimiento”, concluye.
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