sábado, 29 de agosto de 2015

La conversación es muy bella… pero va decayendo, asegura Arnoldo Kraus

LA CRÓNICA Hoy, fomentar y estimular la escritura, y cultivar la conversación es imprescindible, porque la rapidez de los tuits, correos electrónicos o mensajes de texto tienden a sepultar la emoción, expresa Arnoldo Kraus, miembro del Seminario de Cultura Mexicana con motivo de su reciente libro Recordar a los difuntos, el cual se presentará el próximo martes en la Librería Rosario Castellanos.
“La palabra conversación es muy bella pero casi ha desaparecido del léxico de la gente por el mundo tan rápido en que vivimos, por estos tiempos líquidos como dice el sociólogo Zygmunt Bauman. Conversar con un amigo es un gran placer, pero la conversación como tal va decayendo y lo ves cuando acudes a un restaurante donde la gente está hablando con celulares y Ipad”, señala el también médico clínico y miembro del Colegio de Bioética A.C. En el libro coeditado por Sexto Piso y Conaculta, Kraus narra las fugas o alteraciones del pensamiento que tiene su madre Helen, una mujer de casi 90 años, quien pregunta por amigos y familiares muertos, quien cuestiona si acudirá a la escuela de Polonia y quien tiene una constante necesidad de conversar y preguntar. “Qué les queda a los viejos sino es atarse a la vida por medio de las palabras. Eso le sucede a mi madre y a la mayoría de los viejos que tienen la suerte de no ser abandonados como pasa en muchas sociedades occidentales, donde parece que estorban más de lo que ofrecen. Para un viejo la conversación es una forma de estar en la vida e informarse más allá de lo que pasa en su cuarto”, señala. En el caso de su madre, el autor destaca que no era una mujer con una enfermedad neurodegenerativa, ni con un cuadro clínico de Alzheimer, únicamente sus comentarios inadecuados obedecían a un padecimiento que Kraus denomina: insuficiencia de vida. “Mi madre tenía insuficiencia de vida, sus posibilidades de locomoción de valerse por sí misma cada día se mermaban, salir del cuarto era complicado, a veces había alteraciones mentales. A eso le llamé insuficiencia de vida, no era un paciente terminal porque no tenía cáncer avanzado ni una insuficiencia pulmonar pero sí tenía insuficiencia de vida”, precisa. En su libro, Kraus define insuficiencia de la vida como la escisión del ser, donde “el alma partida, ser sin ser, el cuerpo torcido y el deseo y la imposibilidad de regresar son muestras de esa insuficiencia. Cuando la persona atestigua esa fragmentación, y el lenguaje no basta, emerge un dolor indefinible”. —¿Las ciencias médicas nos condena a la insuficiencia de vida? —Uno de los grandes logros de la medicina es prolongar la vida, ahora en occidente se vive 80 años, no sucede así en África donde la pobreza incide en que 40 años sea el promedio de vida. Pero lo importante es saber y responder si todos estos logros médicos tiene sentido vivir o no 80 años, de que exista calidad de vida y que la gente que está alrededor del viejo se interese por él, por su salud, por acompañarlo porque una constante en la vejez es la enfermedad y otra es la soledad. —¿La terapia narrativa debería ser ejercida por los actuales ciudadanos? —Conversar al menos sí. A veces les pido a los enfermos que están más hacia lo depresivo que hacia los problemas físicos, que escriban algo antes de llegar al consultorio, por ejemplo, cuáles son sus alegrías, las situaciones que dan luz u oscuridad. “Por medio de la escritura uno puede curarse un poco y ése es el valor de las palabras: mirarse hacia dentro y darse cuenta de lo que va bien o mal por medio de lo escrito. Lo escrito ahí se queda, no son como las palabras que se van, esos pequeños documentos son valiosos e importantes”. MUERTE. En Recordar a los difuntos, el académico considera que la vida tiene límites, los cuales se evidencian con las enfermedades y las personas que fallecen, por ello opina que los humanos no abordan el tema de la muerte con sabiduría. “No existe en la cultura occidental un acercamiento a la necesidad de la muerte, hablo de temas como calidad de muerte, morir con dignidad, eutanasia. Son temas a los cuales uno debe prepararse, la vida no es infinita. Si no reflexionas en ese tema cuando eres joven, cuando inicias la paternidad con tus hijos, quizá cometes errores de prolongar innecesariamente dolores que pesan más que la vida y que sepultan dignidad”, indica el también autor de Cuando la muerte se aproxima. Si uno recapitula, añade, quizá llegará el momento en que la despedida con los seres queridos sea menos dolorosa y cruda. “No quiero decir que la muerte no sea un factor brutal, pero se entiende mejor cuando la gente va aceptándola al recordar a sus difuntos, así crea una cierta escuela y filosofía” El autor expresa que cuando llega el momento de decidir en qué condiciones quieres que tu vida termine, las personas no sólo están conscientes de que no tiene sentido seguir, sino que “aparte de calidad de vida, saben que quieren calidad de muerte, un tema del que poco se habla. Si se consideran esos elementos, pueden mejorar muchas situaciones hacia el final de la vida, que no sea dolorosa ni dramática”. Recordar a los difuntos se presentará el martes 1 de septiembre a las 19:30 horas en la Librería Rosario Castellanos, ubicado en Tamaulipas 202, colonia Hipódromo Condensa. Estará presente el autor, Luigi Amara y Guillermo Fadanelli.

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