miércoles, 21 de octubre de 2015
La corrupción, uno de los problemas más lacerantes que enfrenta México
Por Arlen Jaime Merlos
Hoy en día, es necesario entender que la corrupción es un gran lastre para el desarrollo económico de cualquier país, sin olvidar que en los últimos meses México ha sido protagonista de estos escenarios.
Por eso el tema de hoy y el interés de reflexionar juntos, pues nos encontramos sin duda, en un momento crucial, en espera de que culmine el proceso de armonización legislativa de las entidades federativas en materia de transparencia y acceso a la información que necesariamente tendrá que seguir un camino en paralelo con el sistema nacional anticorrupción, ya que la transparencia y la rendición de cuentas son herramientas y el antídoto fundamental para combatir la corrupción.
También es fundamental referirnos a los costos con los que la corrupción afecta a los ciudadanos, sobre todo cuando persiste el estado de impunidad que la fomenta. En el mes de septiembre, se presentó el reporte The Global Competitiveness Report (Reporte Mundial de Competitividad) 2015-2016, que elabora anualmente el Foro Económico Mundial, estudio que dio a conocer entre otros temas, la percepción sobre la situación de la corrupción en México.
Este reporte señala que el costo de la corrupción en México asciende a 341 mil millones de pesos, lo que implica el 2% del Producto Interno Bruto (PIB) de nuestro país, lo que nos indica evidentemente, que los costos de la corrupción en nuestro país son muy altos y podrían ser aún más a futuro.
Por otro lado, “The Financial Times” publicó hace unas semanas que en México la clase política y gobernante parece no entender que la impunidad, tienen implicaciones financieras, esto si entendemos que sino se combate y sanciona la corrupción, la competitividad del país no crecerá ni tampoco el desarrollo económico y social; señalamientos que guardan relación con los resultados del ranking del Fondo Económico Mundial.
Finalmente, debemos entender que la participación de los ciudadanos es fundamental en los temas nacionales, pero sobre todo en el tema de la corrupción, el cual se ha convertido en uno de los problemas más lacerantes que enfrenta el país. Debemos convertirnos en una sociedad participativa y con nuevas formas de articulación, exaltando deberes y obligaciones del estado y de la sociedad civil, donde exista el respeto del estado de derecho, trasparencia y rendición de cuentas.
Parafraseando a Juan Pardinas, México sí puede cambiar con la versión más noble de la política , un política que no es competencia exclusiva de los políticos profesionales, sino un espacio donde participen académicos, periodistas, una política en donde “el ciudadano no sea un testigo pasivo ni votante sexenal” sino un factor detonador de cambio.
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