viernes, 10 de junio de 2016

45 años "La Masacre de Corpus Christi o del "Halconazo"

La Masacre del Jueves de Corpus o La Masacre de Corpus Christi —llamada El Halconazo por la participación de un grupo paramilitar identificado con el nombre Halcones— es como se le conoce a los hechos ocurridos en la Ciudad de México, el 10 de junio de 1971 (día de la festividad de Corpus Christi, de donde tiene origen el nombre coloquial de la matanza), cuando una manifestación estudiantil en apoyo a los estudiantes de Monterrey, fue violentamente reprimida por un grupo paramilitar al servicio del estado llamado "Los Halcones". En ese tiempo, el presidente, Luis Echeverría Álvarez, se desligó de los hechos; pero nunca aclaró la situación que fue siempre negada oficialmente. De los hechos sangrientos nadie se responsabilizó y mucho menos fue llevado ante la justicia. Desde sus primeros días de gobierno, el presidente Luis Echeverría Álvarez anunció reformas de apertura democrática en el país. Inmediatamente permitió el regreso de algunos líderes del movimiento estudiantil de 1968 exiliados en Chile y la excarcelación de muchos otros presos desde hacía dos años (en abril de 1971 la prensa habló de próximas reformas educativas y pronto resurgieron en el ámbito político personajes como José Revueltas y Heberto Castillo, encarcelados dos años y medio atrás). Los estudiantes estaban entusiasmados y creyeron que habría oportunidades para regresar a las calles a manifestarse en contra del gobierno. El conflicto en la Universidad Autónoma de Nuevo León les dio una razón más para hacerlo: A finales de 1970 profesores y estudiantes de la universidad presentaron una ley orgánica que proponía un gobierno paritario y en marzo de 1971 llegó Héctor Ulises a la rectoría bajo esta nueva ley. El gobierno estatal, en desacuerdo, redujo drásticamente el presupuesto, lo que disgustó a los universitarios, y obligó al Consejo Universitario a aprobar un nuevo proyecto de ley que prácticamente suprimía la autonomía de la institución. Los universitarios comenzaron una huelga y se pidió solidaridad a las demás universidades del país. La Universidad Nacional Autónoma de México y el Instituto Politécnico Nacional inmediatamente respondieron y los estudiantes convocaron a una manifestación masiva en apoyo a Nuevo León el día 10 de junio. El 30 de mayo el gobernador de Nuevo León, Eduardo A. Elizondo Lozano, renunció como parte del programa de conciliación de la Secretaría de Educación Pública y el 5 de junio entró en vigor una nueva ley orgánica que resolvía el conflicto. Los estudiantes capitalinos, pese a ello, decidieron manifestarse, aun cuando las demandas no eran claras. El Comité Coordinador de Comités de Lucha (CoCo) estaba dividido; había quienes pensaban que la marcha era inútil y sólo provocaría al gobierno, sin embargo, la mayoría la apoyó arguyendo que había muchos problemas más sin resolver. Se pedían desde 500 millas de mar territorial hasta efectividad en la apertura democrática prometida por Echeverría. Era, además, una oportunidad para que el gobierno mostrara que no sería represor como el anterior. El jueves 10 de junio de 1971 a las 17:00 horas salió la marcha estudiantil cerca de la estación del metro Normal, que dirigía al Zócalo, pero las calles estaban bloqueadas por granaderos, agentes que impedían el paso, tanques antimotines y entre ellos “Los Halcones”. Al llegar a la Calzada México-Tacuba, al norte de la ciudad, según los testimonios de la época, de varios autobuses salieron jóvenes fornidos, de pelo muy corto y tenis blancos, con macanas, kendos (un sable de bambú japonés) y armas de fuego, que usaron para arremeter contra los estudiantes. La policía, que aparentemente vigilaba la marcha, no intervino en el enfrentamiento. Minutos después, hubo disparos y de los jóvenes que marchaban cayeron heridos o muertos. Los estudiantes trataron de defenderse con los palos de las pancartas, con piedras y con lo que encontraban a su paso, pero ante la desventaja huyeron. Pero metros adelante, en la avenida Hidalgo (centro de la ciudad) los tanques del Ejército y los gases lacrimógenos les cerraron el paso. El ataque contra los estudiantes ocurrió. Los integrantes de esta fuerza de seguridad estaban armados con varas de bambú y palos de kendo, los estudiantes los repelieron y en el contraataque ellos agredieron con armas de fuego. Los heridos fueron llevados a un hospital; sin embargo, algunas versiones aseguran que los Halcones llegaron y asesinaron a los jóvenes en el nosocomio. Oficialmente se reconoció que había 9 jóvenes muertos, 40 heridos de bala, varias decenas de atropellados y numerosos detenidos, según documentos del Archivo General de la Nación. Tras el enfrentamiento alrededor de 120 jóvenes resultaron muertos o desaparecidos. Por varios años el caso no fue investigado por la justicia mexicana sino hasta julio de 2004 cuando la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) consignó el expediente del Jueves de Corpus y solicitó 11 órdenes de aprehensión. Entre los indiciados se encontraban el exmandatario Echeverría y su secretario de Gobernación, Mario Moya; los extitulares de la Dirección Federal de Seguridad Luis de la Barreda Moreno y Miguel Nazar Haro, así como otros siete acusados, entre ellos varios integrantes de los halcones. Un año después, el 26 de julio de 2005 un tribunal unitario concluyó con la exoneración del expresidente Echeverría y Moya Palencia, negó las órdenes de aprehensión en contra de ambos inculpados, tras considerar que la Femospp no acreditó que la matanza del 10 de junio de 1971 fuese un acto de genocidio.

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