• En la comuna edilicia hay más disensos que consensos, y el oficio legislativo yexperiencia, viene pesando más en estos momentos críticos de indefinición gubernamental.
Por Mario Ruiz Hernández
NAUCALPAN, Méx, a 27 de abril de 2019.- En definitiva, al interior del ayuntamiento de Naucalpan, es confirmado el rompimiento de ediles, generando un virtual estado de ingobernabilidad.
Las distintas posturas de alcalde, síndicos y regidores, en los diversos asuntos mantienen entre otras lecturas, un cabildo débil, en donde claramente la experiencia ha rebasado a concejales quizá hasta “soñadores y/o románticos”.
Asimismo y a representantes populares que lograron llegar a esta soberanía, gracias al efecto AMLO y que en el corto plazo, los resultados en la actuación y el desempeño, sea sólo para pasar lista.
En este primer cuatrimestre a cumplirse en unos días, decirlo como es-no hay nivel o altura de miras en el debate- y la oposición incluso entre la fracción neomorenista, es la que viene ganando todo.
Lo peor, que de la otra parte no hay quién salga a la defensa en este denominado “gobierno híbrido”, el cual cada día que pasa va a “la baja o en caída libre”.
El entender que un chaleco marrón, o pretender pintar el edificio de justamente gobierno con los colores de morena, no y no, hace más competitivos y exitosos a ediles o funcionarios públicos.
Francamente que, en esta primer ejercicio entre concejales, o en la evolución de los indicadores del desempeño, la medición promedio uno a uno, alcanza una calificación reprobatoria.
Más no lo es así, de manera individual, en la que sobresalen por su formación académica y experiencia parlamentaria, el síndico primero, Maximiliano Alexander Rábago.
De igual manera, entre ediles, el noveno regidor, Ricardo Fuertes Ayala (morena), el undécimo regidor del PRD, Anselmo García Cruz, y el décimo tercer regidor, Pedro Antonio Fontaine Martínez (PAN), que de alguna manera, salvan la asamblea.
Lo anterior y lo sea, debido a que cada uno han sido diputados locales, federales y regidores en otros momentos y viene pesando en estos momentos críticos, la experiencia y el oficio legislativo.
Dentro de la productividad no obstante a que hay destellos por las maratónicas sesiones, los niveles de acuerdo, a cómo avanza la gerencia son aún y más complicados.
En ese sentido y en corto, podemos inferir que el cabildeo es un total fracaso y de en balde los precabildos, toda vez que cuando llegan a sesión, prevalecen más los disensos que los consensos.
Por otra parte, reiterar esas grandes disidencias al interior del ayuntamiento, en el que tampoco existe el control y la gobernabilidad, de tal suerte que cada quien está “jalando por su lado”.
Aunado a ello y que no es menor, las contradicciones ideológicas, el excederse en facultades, el autoritarismo en los asuntos de la asamblea y en aquellos temas de obvia y urgente resolución.
Finalmente, las propuestas últimamente no consensuadas de nuevos funcionarios en los ajustes del gobierno, en el que hay un encargado de despacho en seguridad pública y en desarrollo urbano trascendió del despido del titular.
NAUCALPAN, Méx, a 27 de abril de 2019.- En definitiva, al interior del ayuntamiento de Naucalpan, es confirmado el rompimiento de ediles, generando un virtual estado de ingobernabilidad.
Las distintas posturas de alcalde, síndicos y regidores, en los diversos asuntos mantienen entre otras lecturas, un cabildo débil, en donde claramente la experiencia ha rebasado a concejales quizá hasta “soñadores y/o románticos”.
Asimismo y a representantes populares que lograron llegar a esta soberanía, gracias al efecto AMLO y que en el corto plazo, los resultados en la actuación y el desempeño, sea sólo para pasar lista.
En este primer cuatrimestre a cumplirse en unos días, decirlo como es-no hay nivel o altura de miras en el debate- y la oposición incluso entre la fracción neomorenista, es la que viene ganando todo.
Lo peor, que de la otra parte no hay quién salga a la defensa en este denominado “gobierno híbrido”, el cual cada día que pasa va a “la baja o en caída libre”.
El entender que un chaleco marrón, o pretender pintar el edificio de justamente gobierno con los colores de morena, no y no, hace más competitivos y exitosos a ediles o funcionarios públicos.
Francamente que, en esta primer ejercicio entre concejales, o en la evolución de los indicadores del desempeño, la medición promedio uno a uno, alcanza una calificación reprobatoria.
Más no lo es así, de manera individual, en la que sobresalen por su formación académica y experiencia parlamentaria, el síndico primero, Maximiliano Alexander Rábago.
De igual manera, entre ediles, el noveno regidor, Ricardo Fuertes Ayala (morena), el undécimo regidor del PRD, Anselmo García Cruz, y el décimo tercer regidor, Pedro Antonio Fontaine Martínez (PAN), que de alguna manera, salvan la asamblea.
Lo anterior y lo sea, debido a que cada uno han sido diputados locales, federales y regidores en otros momentos y viene pesando en estos momentos críticos, la experiencia y el oficio legislativo.
Dentro de la productividad no obstante a que hay destellos por las maratónicas sesiones, los niveles de acuerdo, a cómo avanza la gerencia son aún y más complicados.
En ese sentido y en corto, podemos inferir que el cabildeo es un total fracaso y de en balde los precabildos, toda vez que cuando llegan a sesión, prevalecen más los disensos que los consensos.
Por otra parte, reiterar esas grandes disidencias al interior del ayuntamiento, en el que tampoco existe el control y la gobernabilidad, de tal suerte que cada quien está “jalando por su lado”.
Aunado a ello y que no es menor, las contradicciones ideológicas, el excederse en facultades, el autoritarismo en los asuntos de la asamblea y en aquellos temas de obvia y urgente resolución.
Finalmente, las propuestas últimamente no consensuadas de nuevos funcionarios en los ajustes del gobierno, en el que hay un encargado de despacho en seguridad pública y en desarrollo urbano trascendió del despido del titular.
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