Destacó la gravedad de no mantener informada a la ciudadanía sobre los índices de la calidad del aire por los daños que causa a la salud, y comentó que aún cuando tenemos acceso masivo a la comunicación virtual, muchos ciudadanos ni siquiera están enterados de que existe la Red Automática de Monitoreo Atmosférico (RAMAT), la cual calificó como una acción positiva de los gobiernos y un avance importante, “pero si ya tenemos el registro diario de la contaminación no se justifica la inexistencia de medidas efectivas para reducirla ni protocolos de actuación en contingencias”.
Pues cuando se habla de urbanismo no se toma en cuenta hacer banquetas amplias, dejar espacios verdes, se sigue pensando en vialidades rápidas y no se piensa en el peatón, en construir deportivos y áreas verdes, lo cual debería ser un plan a mediano y largo plazo; al contrario, no les interesa saber qué está pasando con todos los incendios forestales que son provocados con la finalidad de ampliar el horizonte urbano.
La representante del MEEM reconoció que como sociedad hace falta involucrarnos en los temas ambientales, particularmente en lo que se refiere al cuidado de las áreas boscosas, a las que ya no se les puede llamar bosques por el grado de deterioro que enfrentan, y no permitir que las superficies de vocación forestal cambien su por el uso agrícola, de vialidades, turístico o urbano, por lo que la contingencia ambiental puso en evidencia una vez más la falta de acción y efectividad de las instituciones responsables del medio ambiente, llámense como se llamen y ya sean del ámbito federal, estatal o municipal.
Algo que va muy ligado a la contaminación es el desarrollo urbano y, sobre todo, la planificación del desarrollo urbano, pues no se está cuidando un equilibrio entre área construida y área de amortiguamiento, que son las ecológicas o de conservación ambiental que ni siquiera están consideradas, se está permitiendo la compra de terrenos al mejor postor.
Precisó Gómez Ordóñez que no tenemos áreas que mitiguen la contaminación producida por el desarrollo urbano, la actividad industrial y la circulación de un número importante de vehículos que contribuyen a agravar los niveles de contaminantes en el Valle de Toluca, los cuales han estado, incluso, por arriba de los de la Ciudad de México.
De esta forma, recordó que la Organización Mundial de la Salud ha establecido como superficie óptima mínima para el bienestar humano, entre 9 y 16 metros de área verde por habitante, por lo que hace falta hacer un cálculo sobre el número de habitantes para determinar el tamaño idóneo de áreas verdes para el Valle de Toluca y tomar medidas urgentes para satisfacer este derecho humano.
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