Atizapán de Zaragoza. Méx. -La Procuraduría de Protección al Medio Ambiente (Propaem) mantiene sellos de clausura en la zona de alojamiento de fauna del lugar. Vecinos acusaron la muerte de animales por supuesto descuido de las autoridades, entre ellos un pavorreal y un toro emblemático del lugar; la alcaldía local desmintió la versión; pero los vecinos insisten que si se ¡murieron!
Engomados con la leyenda “clausurado” y listones de hule color amarillo fueron colocados por la Propaem en las rejas de acceso y cerco de malla ciclónica del área que conforma el parque, donde hay al menos 12 borregos, un viejo caballo y dos chivos.
Trabajadores del parque explicaron que personal de la Secretaría del Medio Ambiente colocó los sellos de clausura en el mes de abril. Al parecer Propaem exige la conservación adecuada del lugar, sin modificaciones y que la alcaldía como responsable del parque haga el mantenimiento correspondiente del espacio y cuidado de animales.
La semana que terminó visitantes alertaron sobre la muerte y estado de desnutrición de los animales alojados en el parque. Las versiones y fotografías coinciden en que hubo muerte de animales, entre ellos un toro esquelético, y un pavorreal con exposición de una masa rojiza en el ojo izquierdo.
Durante una visita al parque, se observó que está vacío un amplio espacio que en otros tiempos alojaba ciervos. Trabajadores del lugar, informaron que hace más de seis años los pocos ciervos que había fueron llevados otros parques por autoridades estatales.
Cabe señalar que los demás espacios del parque están en buenas condiciones, están limpios, no hay basura; se advierte que se da mantenimiento al lugar. No se pudo observar ni dar fe de la existencia de animales muertos. La alcaldía rechazó consideraciones difundidas en redes sociales, y aclaró que no hay muerte de animales y menos por descuido, Detalló que en el parque falleció un toro que estaba viejo y enfermo, y que su estado de salud se había diagnosticado desde abril de este año.
El parque de los Ciervos consta de una superficie de 300 hectáreas y fue fundado el 10 de junio del 1978, por el entonces gobernador Jorge Jiménez Cantú. El espacio consta de una pista aérea de aterrizaje, áreas deportivas, de recreación, de esparcimiento y un espacio de exhibición de animales.
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