• Al exterior, el proceso interno dejó miles de dudas, no fue ejemplar y sus grupos actuaron fuera del marco de definición de los principios de la Cuarta Transformación planteada por AMLO. Tampoco fueron auténticos demócratas.
Por Mario Ruiz HernándezVALLE DE MÉXICO., a 30 de octubre del 2019.- En la elección del domingo pasado de morena en el estado de México para seleccionar a sus delegados y consejeros a la renovación de sus órganos de dirección, es importante el análisis de todo lo ocurrido.
Más allá de a como cada quien lo quiera mirar, unos quizá de forma y otros de fondo, unos más del reacomodo de sus propias expresiones internas, y los presumibles diseños de escenarios políticos del mañana, francamente que son diversas las lecturas.
En la localidad, en los territorios evidentemente que pese a que la militancia desconocia a ciencia cierta a los postulantes y/o candidatos, en los resultados ganaron los grupos, o las facciones internas
Manifestarlo claro, la disputa a padrón cerrado y ampliamente cuestionado de militantes, derivó en eso, en una jornada electiva en función justamente de intereses de grupo y sectarios.
El hecho es y fue tan así, que las movilizaciones o “acarreos, la operación tamal, despensa, y la incursión de funcionarios donde son gobierno con Los Servidores de la Nación”, dejó mil dudas.
Es decir, en el buen ciudadano, además y quizá no ser para nada un auténtico demócrata y actuar fuera del marco de definición de los principios de la Cuarta Transformación planteada por AMLO.
La cruzada cívica, de alto riesgo, en la que desaparecieron urnas, golpearon a los presentes y causaron destrozos a las instalaciones donde se efectuaron las asambleas en diversos puntos.
El voto de miedo, el ingreso de un comando armado en Ecatepec, al lugar en el que fue realizada la asamblea, vestidos de negro, con corte militar, portado armas de fuego.
Por otra parte, entre otras realidades, diputados federales, locales, regidores y funcionarios del gobierno federal participando en las asambleas, unos abiertamente y otros en el bajo perfil.
Los resultados, impugnaciones y acusaciones además serias contra alcaldes y ediles, la infiltración de grupos externos a reventar asambleas, entre otros, no comunica de un proceso ejemplar.
En ese orden y no es menos, que 14 de 41 asambleas sino es que todo el proceso sea repuesto en la fratricida batalla, a efecto de “limpiar o sanear la imagen”, de un partido político en el poder federal.
Igualmente, en ayuntamientos cuando la visión República es romper paradigmas, “el estatus quo”, el establecer una forma distinta de ser gobierno pero de adeveras, y no solamente de discurso.
Lo otro, lo del Grupo de Acción Política (GAP), “Los Higinios, Los Puros”, Maurilio Hernández, Daniel Serrano, Yeidckol Polevnsky, Bertha Lujan e Isaac Montoya, entre más, poco vale la pena si van por la metamorfosis de la vida pública.
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