• La semana pasada, las más violenta de lo que va del año, al registro de al menos decesos callejeros, uno por día.
Por Mario Ruiz Hernández
NAUCALPAN, Méx., 13 de junio del 2022. – La última semana, ésta que acaba de ocurrir, la más violenta que se ha registrado en el año en Naucalpan, y que es sorprendente.
Los números fatales y al registro de al menos siete asesinatos, elevando de manera delicada, el índice del delito en su modalidad de homicidios dolosos.
En una semana, ocurrieron dobles y hasta triples homicidios, y regresamos como en el 2017 y 2018, a aquellos tiempos de muerte a adultos mayores en sus propios hogares.
Lo anterior, en fraccionamientos medios y residenciales, que arrojó en su momento en la modalidad de robo con violencia a casa-habitación numerosos decesos.
El ingreso delictivo a estos lugares es de preocuparse y ocuparse, debido al importante número de personas que han alcanzado precisamente la tercera edad, y no pueden estar bajo el total riesgo.
Por otra parte, y decirlo claro, no se ha podido mantener en los años una estrategia de seguridad sostenida en Naucalpan que supere el delito, ni los priístas, panistas y mucho menos los morenistas.
De tiempo atrás, los indicadores de violencia y delincuencia no han sido menores, cada día crecen los asesinatos callejeros y en diversas comunidades las “balaceras” son y que no debería serlo, normales.
Naucalpan perdió su capacidad de asombro, lo anormal decíamos, se ha convertido en normal, en algo que así es, y el “ya que”, y para que meterse en esas cosas.
La cartografía del crimen en más de un lustro no ha variado, al contrario, los registros nos comunican de la consolidación de “territorios de miedo”.
En la demarcación, cada 24 horas tenemos un homicidio doloso en una calle o una micro tatuada de sangre, un embolsado con signos de tortura y uno más descubierto en un río o una barranca.
Hasta el momento, en 12 días, siete decesos de los que damos cuenta, no obstante que esa “cifra negra” del delito es todavía de mayor impacto.
Los territorios son insistimos, conocidos y en los que habrá que redoblar la vigilancia y de la que sea, pero que haya, toda vez que el ciudadano no le importa la instancia que le corresponde atenderlos.
Es simple la ecuación, SEGURIDAD en todo tipo de asentamiento humano; en las colonias populares, en los barrios, en los pueblos, en la zona semi y residencial.
De igual forma, en los centros comerciales, en las zonas de bancos y escolares, en “los derroteros de la muerte”, y habrá que coordinar con toda puntualidad los esfuerzos de las fuerzas del orden.
Indudablemente que la concurrencia tiene que ser definitiva y explorar “los mandos, si el Único, o el Mixto, o como lo quieran denominar, pero siempre, ofreciendo resultados.
Fortalecer esas tácticas o estrategias, de manera consistente con la implementación de indistintos operativos, y que tanta falta hacen.
Finalmente, atacar la raíz del delito, e instrumentar con el apoyo de la sociedad, células de vigilancia si por zona o cuadrante, sobre todo en los polígonos de urgente intervención.
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