lunes, 4 de julio de 2022

Sostienen municipios de la Zona Naucalpan, Tlalnepantla y Atizapán de Zaragoza (NZT), impecable agenda de pendientes

• A más de una década, los gobiernos locales de este perímetro y demarcaciones periféricas, dejaron de hacer obra pública, y prefirieron entregar despensas, apoyos económicos y becas, que invertir en el desarrollo comunitario.

Por Mario Ruiz Hernández

VALLE DE MEXICO, julio del 2022.- Indudablemente que, en numerosos municipios aún y hay temas pendientes a atender, que son ya en este semestre del año y de mandato de los gobiernos locales, del hoy, y el ayer.

Existen rezagos importantes en todas las geografías municipales, y ese que todos miramos, el bacheo, las calles están totalmente “desmadradas” y de esos hoyos, cientos alcanzaron el nivel de socavones.

la realidad es inocultable, los problemas por la falta de servicios básicos cada día son más demandantes y urgentes, y contamos con una amplia agenda de atrasos de años atrás y de ahora.

El diagnóstico trágico, los que nos lleva a inferior que múltiples obras públicas que se llevaron a cabo en no más de una década, y cuando los proyectos pasaron a su ejecución, fueron diversos “relumbrones electorales”.

Lo peor que ahora, justamente no hay obra pública y los planes al parecer son el financiar con multimillonarios recursos públicos, los distintos programas sociales de corte federal y estatal.

La apuesta o posiblemente visión, “el clientelismo político”, la parafernalia, las pocas obras con pésimos materiales, las adjudicaciones directas y los sobreprecios en la mayoría de los casos.

En la zona Naucalpan, Tlalnepantla y Atizapán de Zaragoza (NZT), y demarcaciones periféricas, nada extraordinario de las obras de gran calado, de esas incluso de solución regional a los magnos males.

Hace más de 12 años, cuando las obras del Viaducto Bicentenario, con todos sus conflictos, las líneas del Metrobús y más reciente, el Mexicable en Ecatepec, y algunas obras hidráulicas-Emisor Oriente- nada hay nuevo o qué presumir, y referir la desaparición de la bolsa del Fondo Metropolitano.

Nuestra zona, proclive al total riesgo no solo a inundaciones, sino a deslaves, movimientos de tierra, en el que más de 8 millones de mexiquenses y citadinos sobreviven sobre laderas y barrancas.

Igualmente, en perímetros minados y sobre ductos de PEMEX, lo mismo en la Sierra de Guadalupe que atraviesa Ecatepec, Coacalco, Tultitlán, Tlalnepantla y la alcaldía, Gustavo A. Madero.

Así también, y en la cordillera de la Sierra de la Cruces, de Tepotzotlán, Nicolás Romero, Cuautitlán Izcalli, Atizapán de Zaragoza, Santa Ana Jilotzingo, Isidro Fabela y Naucalpan.

Francamente y la interrogante, cuántas obras de impacto social tenemos, en todos estos municipios y que no sólo sean, acciones de mantenimiento a la infraestructura urbana e hidráulica.

Resaltar esas precisamente obras de movilidad, conectividad y accesibilidad en esta concentridad y que también de años atrás, nada trascendente que ocurra.

Contamos con vía de comunicación intermunicipales como la Vía Luis Donaldo Colosio y su continuidad Gustavo Baz, y José López Portillo-de Naucalpan-Ecatepec en línea recta saturadas.

En ese mismo orden, el Periférico Norte y su inversa, que tiene sus horas-pico- de Xochimilco en la CDMX a Tepotzotlán en Edomex y a la vez sus “Zonas Cero del Crimen”.

Por otra parte, no son menores los conflictos viales en Avenidas primarias y secundarias en municipios y que son un verdadero caos y que nadie se atreve a resolver, lo demás es mediático.

Los rezagos inimaginables, mercados municipales y centrales de abastos, por ejemplo, son un verdadero asco, “huelen a mierda”, a impunidad y presumiblemente a corrupción.

La radiografía es clara, y ni que decir que no sea cierto, cuando se dejaron de hacer obras públicas para entregar despensas, becas, administrar la deuda pública, privada y el delito.

Aunado, a las intensas acciones de gobierno más que insisto-OBRAS PUBLICAS-y es reflejado en sus respectivos Programas Anuales, y en los que, a la vez, en los presupuestos de egresos se derrocha más en salarios, el gasto corriente y en otras cosas, que en elevar la calidad de vida de sus habitantes.

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