sábado, 19 de abril de 2014

La CIA implanta modelo desinformativo y manipulador

Enrique Alvarado . Las tácticas de manipulación (des)informativa, han sufrido un cambio que se ajusta a la coyuntura tecnológica, y el ejemplo de cómo ejecutarlo procede de la mismísima Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés), que no sólo apoya el espionaje masivo a nivel mundial, sino también se encarga de confundir y engañar a sus propios senadores con una sobreexposición de documentos.
El escándalo comenzó a principios de marzo pasado cuando se generó un disgusto entre Dianne Feinstein, líder de la Comisión Selecta de Inteligencia del Senado, y la agencia norteamericana, provocado por las supuestas intervenciones a computadoras de senadores que investigaban el polémico programa de interrogatorios violentos, realizados en la administración de George W. Bush. La senadora acusó entonces a la CIA de espiar las computadoras personales de los indagadores, con el fin de eliminar archivos relacionados con el programa de interrogatorios secretos. En respuesta, el director de la CIA, John Brennan, negó los señalamientos de Feinstein con un llano “nada podría estar más lejos de la verdad”. Sin embargo, el desencanto entre Feinstein y la agencia de inteligencia se había producido y permitió la revelación de la forma en que los senadores recibían información. Mediante un enérgico discurso, la representante demócrata –conocida por apoyar los programas de espionaje ejecutados por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y demás oficinas de inteligencia norteamericanas— detalló que mediante el uso de un local rentado, a medidos de 2009 la CIA inició el envío de documentos electrónicos a los miembros de la comisión. En poco tiempo, el número de archivos creció desproporcionalmente al punto que eran millones, explicó la senadora californiana, con la agravante de no contar con un índice ni una estructura que facilitara su organización, “era una verdadera pila de documentos que los miembros de nuestra comisión tuvieron que examinar y tratar de interpretar”, declaró Feinstein. Tal como sucede con los medios que pretenden informar a la sociedad en general, y que comúnmente saturan las redes sociales y los espacios multimedia de datos sin relevancia, la CIA determinó que la manera idónea de no brindar información a los senadores no era negándoles los datos, sino todo lo contrario, saturándolos de documentos difíciles de procesar. De esta forma, y tal como lo manifiesta Pascual Serrano, director de Rebelión.org en su texto referente, la lógica de los medios se ha invertido con la agencia estadunidense como ejemplo de manipulación informativa, pues a diferencia de años pasados donde un pequeño conglomerado (esencialmente canales de televisión y periódicos) controlaba los contenidos supuestamente noticiosos, ahora la táctica desinformadora se ha transformado por una de mero hartazgo, pero que al final posee el mismo efecto controlador. Contrario a lo que muchos pudieran objetar, en torno a una pluralidad informativa donde la ciudadanía cuenta con múltiples y variadas opciones, estudios realizados en la Universidad de Londres advierten el constante crecimiento de la desigualdad en este rubro. La táctica maniquea de la CIA, sirve para reflexionar sobre la situación imperante de los medios y sus contenidos, pues la brecha ahora ya no aparta a quienes cuentan con acceso a los medios y los que no, el presente es más complejo y divide a quienes se pierden en el mundo de los tuits, las noticias al minuto y las miles de publicaciones en la red o la televisión, de aquellos con la capacidad para discriminar fuentes veraces que les sean de utilidad.

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