sábado, 19 de abril de 2014
No tendrán Copa
Gabriel Marques y Gabriella Moratelli.
Imagen de referencia | Autor desconocido
En los últimos años, algunos eventos deportivos de gran relevancia han sido adjudicados a Brasil. Las miradas de muchos países del mundo se dirigen al nuestro. Están programados para 2014, partidos en 12 ciudades brasileñas, en marco del Mundial de Fútbol; y para 2016 los Juegos Olímpicos (JJ.OO.) de verano, en Río de Janeiro.
La Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) y el Comité Olímpico Internacional (COI) son organizaciones mundiales muy ricas, patrocinadas por las principales empresas transnacionales, en sus eventos movilizan miles de millones de dólares. Sus significativas relaciones económicas les permiten incidir en las decisiones políticas de los gobiernos nacionales.
En 2006, Brasil postuló su candidatura para ser sede de la Copa Mundo de Fútbol, la cual le fue confirmada el 13 de diciembre de ese año. Debido a los acuerdos entre la FIFA y el resto de federaciones afiliadas, no hubo otras candidaturas. El 15 de junio de 2007, Lula, presidente de Brasil en ese momento, firmó un documento en el que el gobierno federal se comprometía a cumplir con los once aspectos exigidos por la FIFA para la realización de la Copa. En octubre, la FIFA informó que Brasil podría organizar un Mundial excepcional, pero tendría que modificar los estadios, porque ninguno tenía las condiciones apropiadas para recibir el evento. El 30 de octubre de 2007, Brasil fue ratificado como sede de la Copa Mundo de 2014.
Mientras el fútbol mueve millones y millones de dólares todos los años, la población brasileña sufre por la carencia de recursos fundamentales para sobrevivir. Mientras la concentración de riquezas aumenta, en Brasil existen 65 billonarios, tenemos millones de personas sin casa para vivir. La realidad de nuestra cotidianidad son escuelas, hospitales y comunidades necesitadas de recursos para ofrecer mejores condiciones de vida a trabajadores y jóvenes.
En 2013, millones de brasileños regresamos a las calles para protestar no sólo contra los aumentos en los pasajes del transporte público, también contra la precariedad de nuestros derechos y la privatización de la vida. Estuvimos en las calles para protestar contra los gobernantes y una de las frases que más entonamos fue: DA COPA EU ABRO MÃO! EU QUERO MAIS RECURSOS PRA SAÚDE E EDUCAÇÃO! (No quiero la Copa! Quiero más recursos para Salud y Educación!).
Mientras se desarrollaba la Copa Confederaciones, trabajadores y jóvenes salimos a las calles porque no queríamos ser el mejor país del mundo en fútbol. Le mostramos al mundo que queremos y podemos ser mucho más que esto! La Copa Confederaciones fue una prueba para la FIFA y para el gobierno, pero, más allá, fue una prueba para nosotros, que tuvimos más fuerza para protestar por mejores condiciones de vida, por los derechos que fueron privatizados y minimizados en tiempos de crisis estructural del capitalismo.
La policía militar, que debe ser desmilitarizada, actuó con truculencia, bajo las órdenes de los gobiernos de Dilma Rousseff, Sergio Cabral y Eduardo Paes, criminalizando a las personas que luchamos por un Brasil mejor, sin explotación, opresión, pobreza y hambre. Por lo tanto, a diferencia de años anteriores, en que el fútbol fue utilizado para calmar a la población, en 2014 prometemos aún más luchas.
Durante las manifestaciones, gritamos NÃO VAI TER COPA – NO TENDRÁN COPA, enfrentando a la FIFA y a los gobiernos. Invitamos a los compañeros del resto de América Latina y el Caribe a que nos acompañen en esta lucha, para fortalecer la defensa de la Educación y la Salud Públicas y mejorar las condiciones de vida para la clase obrera y la juventud.
Fuente: Rebelión
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