La opinión de...Salvador Ferrer i Paradeda (Los extremos)

EXTREMOS. Salvador Ferrer i Paradeda. "El abeto y la palmera; estos dos extremos” La frase es de Gide. Cierto que sus obras han perdido, con el paso del tiempo, mucha fuerza y que sus dudas idealistas y religiosas parecen hoy un poco desfasadas, excesivamente fuera de lugar. Cierto que de un extremo se pasa al otro y con una complacencia excesiva se tiende a descalificar todo lo que se ha escrito. La lectura de su "Diario", resulta aún hoy, profundamente sugeridora, un pozo inagotable de anécdotas y recomendaciones literarias, de imágenes y recursos. Lo pensaba cuando visité unas tierras cercanas donde la piedra sigue en estado geológico puro, ingénito y donde solo algunos luchadores indómitos superan la diamantina ferocidad mineral y la aridez del lugar. En este paisaje duro y enervado, pero bello como todo aquello formidable, algunos árboles frondosos crecen al pie mismo de la aridez - se rompe la línea imaginaria - una toponimia fascinante y extremada. Aquellos árboles son los primeros - como en la montaña existen los primeros abetos - que un poco más allá forman el más seductor y pomposo de los bosques. Estos llanos y estas sierras son el extremo exacto de otras muchas que nos rodean. Por esto, se admiran tanto y se intenta copar la intrínseca belleza, la originalidad, la grandeza de su paisaje, algo, con todo, tremendamente locuaz. Azorín escribió uno de los textos más bellos ante un paisaje de la naturaleza; "Sobre ti pesa el prejuicio enorme, invencible, aterrador, de lo que no es selva, no es paisaje... que las montañas pobladas - decía - son superiores a estas montañas desnudas, lisas, ingenuas, sin rebozo, maravillosas... Montañas desnudas, ingenuas, pobres, pero, maravillosas. En este sentido algunos se engañan de lleno cuando afirman que sólo los paisajes exuberantes Y fértiles son bellos. La frase tan conocida de; "es bonito ser rico", no deja de ser un poco rudimentaria. Son contraposiciones que se distinguen en la observación de un paseo a lugares que nos rodean, ¡vaya dos extremos!