domingo, 21 de diciembre de 2014
Normalistas fueron calcinados en basurero, concluye peritaje
Daniel Blancas Madrigal |
Con el estudio, la PGR busca probar que fue en el basurero de Cocula donde una célula de Guerreros Unidos asesinó y calcinó a un grupo numeroso de entre los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
Los restos de las llantas localizados en dos bolsas rescatadas del río San Juan corresponden a los rastros neumáticos encontrados en el basurero del municipio de Cocula, fue la conclusión de un análisis pericial realizado por especialistas de la Procuraduría General de la República.
Con el estudio la dependencia federal busca probar que fue en este lugar donde una célula de la organización Guerreros Unidos (GU) asesinó y calcinó a un grupo numeroso de entre los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.
Según la PGR incontables llantas fueron quemadas a mil 500 grados centígrados en el basurero, durante alrededor de 13 horas; se utilizó diesel y gasolina como combustible para desaparecer los cuerpos. Sin embargo, resultó posible corroborar que las partículas identificadas ahí son las mismas que se hallaron en el río.
“No hay duda de que los restos neumáticos que aparecieron en el basurero coinciden con los de las bolsas rescatadas por buzos de la Policía Federal y de la Marina-Armada de México”, se refiere en el estudio.
Además de estos resultados periciales, la Procuraduría presume al menos otros cinco testimonios -entre testigos y recolectores de basura- para documentar su hipótesis de la manera cómo los estudiantes fueron asesinados.
Hasta ahora se sabía que el expediente estaba basado en las confesiones de tres integrantes de GU detenidos en Cuetzala del Progreso, Guerrero: Patricio Reyes Landa El Pato, Jonathan Osorio Gómez El Jona y Agustín García Reyes El Chereje, quienes aceptaron que policías municipales les entregaron a los normalistas.
Conforme a las indagatorias de la Procuraduría, los delincuentes subieron a los jóvenes a un vehículo con capacidad de carga de 3.5 toneladas y a otra camioneta de carga menor, para conducirlos al basurero de Cocula, descrito como “un barranco oculto a la vista, limitado por una reja, y en un perímetro sin casas a 10 kilómetros a la redonda”.
La PGR cuenta con por lo menos tres testimonios de personas -algunos en funciones de halcones o informantes- “que declaran haber visto pasar la comitiva por el punto que tenían la encomienda de vigilar”.
A la par de estos testigos, el expediente incluye las narraciones de dos empleados del área de servicios públicos del municipio de Cocula, “quienes señalan que cuando iban a bordo del camión de basura municipal, identificado como la unidad 01, fueron interceptados por dos de los detenidos -ya reconocidos- quienes les impidieron el paso y les ordenaron que regresaran”.
El Procurador Jesús Murillo Karam ha reconocido que no hay coincidencia sobre la hora en la que ocurrieron los hechos ni tampoco en el número de personas que fueron eliminadas en el basurero, pero que estas imprecisiones no alteran la investigación.
“El número si no lo vamos a precisar nunca, el número de los que ahí fueron sacrificados; sabemos que era un grupo numeroso, pero no tenemos un número preciso, unos declaran una cantidad y otros declaran otra”, aceptó.
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