domingo, 5 de abril de 2015

Queman los Judas del machismo y antibaches

LA CRÓNICA Vecinos de la legendaria colonia Obrerista atenuaron las horas difíciles de la violencia familiar y de la destrozada Monterrey por los grandes baches, al quemar el “Judas del machismo” y el “Judas antibaches”, para volver a renacer su confianza en que las cosas mejoren. Por siete décadas, los vecinos del populoso vecindario de las calles Colegio Civil y Progreso, uno de los más típicos de la urbe regiomontana adosado al Primer Cuadro, han mantenido sus tradiciones con motivo de la Semana Santa, culminantes con la Quema del Judas y la rienda suelta que se da con la guerra de los huevos de pascua.
A la vez, se registra el sincretismo con la adoración al ídolo del pueblo mexicano, Pedro Infante, del que se despliegan largas mantas con fotos del artista de Guamúchil, todo a cargo del Club de Admiradores del héroe de “Nosotros los Pobres” y “Pepe el Toro”; y todo ello coronado con los torneos deportivos. El sindicato de la CROC, dirigido por César Alberto Serna de León, ha organizado por años esta tradición al mantener un arraigo con los vecinos y los organizadores del Sábado de Gloria mediante la amistad y la cooperación material en la conmemoración. El gremio cuenta con una gran identidad popular, misma que ha permitido estrechar las relaciones y los compromisos. Sin embargo, la demanda de los colonos, que por más de 70 años han quemado al Judas, es la de devolver la paz y tranquilidad. Ayer quemaron al “Judas del Machismo”, que tanto daño hace a la familia y a la mujer, al grado que la zona conurbada de Monterrey es líder en muertes por esa causa; la protesta contra los baches que impacta en vehículos y el deterioro de calles y avenidas también fue patentizada con otro judas, el “Judas antibaches”. Y una vez más, se unió el grito de júbilo como lo han hecho los habitantes del lugar a lo largo de décadas y en contra de alzas de alimentos, de tarifas del transporte, del agua potable y de la energía, y en contra de la violencia. Luego vinieron los huevos de pascua, cascarones rellenos de harina, aunque eventualmente aparecían completos e impactaban los cuerpos de jóvenes y adultos.

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