lunes, 14 de septiembre de 2015
Se crea banco mexicano de materia fecal para investigar obesidad
LA CRÓNICA Cuenta con una extensa colección de muestras que se han empleado para analizar el microbioma alojado en el colón de niños con sobrepeso, obesidad y con peso adecuado.
Recientes trabajos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), en colaboración con otras instituciones, sugieren que la microbiota intestinal del ser humano (conformada por todos los microbios que viven dentro del cuerpo) puede ser factor de riesgo en la obesidad, por su influencia en el metabolismo.
Para comprender mejor este fenómeno y contar con material de investigación, el Cinvestav crea el primer banco de material fecal o copro en el país, que tiene como meta definir el tipo de microorganismos alojados en el colón de la población mexicana para estudios sobre la obesidad.
“El Banco, que ya cuenta con una amplia colección de materia fecal, nos va a ayudar a entender cómo se encuentra la microbiota de los mexicanos y es una iniciativa similar a la de países desarrollados, como Estados Unidos”, sostuvo Jaime García Mena, investigador del Departamento de Genética y Biología Molecular del Cinvestav.
El bioma microbiano humano se conforma de todos los microbios que viven dentro y sobre el cuerpo; una parte importante de esta comunidad se aloja en el colón y sus residentes más abundantes son las bacterias Firmicutes y Bacterioidetes encargadas de fermentar residuos de los alimentos que proceden de la digestión.
El Banco permitirá caracterizar qué tipo de microorganismos tienen las personas consideradas sanas; se busca una aproximación a la normalidad mexicana y establecer la definición de un tipo característico de bacterias en personas que tengan sobrepeso u obesidad, relacionada con cambios en la comunidad microbiana del colón.
Esta iniciativa surgió a partir del trabajo sobre la relación entre el bioma microbiano humano y la obesidad en niños mexicanos que realiza Jaime García Mena, en colaboración con María Luisa Pizano Zárate, investigadora del Instituto Nacional de Perinatología, de la Secretaría de Salud.
Para dicha investigación, se colectaron muestras coprológicas de alrededor de 200 niños que fueron clasificados en peso normal, sobrepeso y obesidad; el trabajo incluyó la extracción de ácidos grasos de cadena corta y ADN del copro para la identificación de diferencias en las comunidades microbianas alojadas en su colón por secuenciación masiva.
Una de las investigaciones realizadas en ese sentido es la de Carlos Hoyo Vadillo, del Departamento de Farmacología del Cinvestav, quien asegura que las moléculas que hacen la diferencia son los ácidos grasos de cadena corta ─butírico, propiónico y acético─, cuyos niveles están afectados en la obesidad y eso se asocia con las bacterias, así como con su variación.
Los resultados de la investigación han sido publicados este año en la Revista Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, donde se indica que los niños mexicanos catalogados con sobrepeso u obesidad cuentan en su bioma microbiano con una mayor abundancia del Filum firmicutes (tipo de bacterias que fermentan lactosa) a los considerados como normales.
Una conclusión importante a la que llegaron los investigadores es que en los niños mexicanos obesos, la microbiota del colon distal tiene mayor abundancia de Firmicutes, que les da mayor capacidad de cosechar la energía de carbohidratos no digeridos.
Las muestras coprológicas colectadas para la investigación sobre la obesidad en niños, forman la primera colección del Banco pero entre más material se obtenga para hacer los análisis comparativos se podrá entender mejor el microbioma alojado en el colón de los mexicanos, sostuvo Jaime García, director del proyecto.
Las muestras colectadas son catalogadas, identificadas y conservadas en ultracongelación a menos 70°C, procedimiento con el cual los investigadores han demostrado de manera experimental que conserva el material informativo en condiciones adecuadas para realizar estudios posteriores.
El Banco no tiene una meta límite de capacidad, porque entre más información se tengan se puede documentar datos con mayor precisión, sin embargo “nos enfrentamos a que debido al pudor natural, las personas donan más fácilmente sangre que copro”, señaló García Mena, quien también es miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Para sensibilizar a la población a que apoye este proyecto, mediante la donación de muestras de material fecal y conseguir su consentimiento de uso en estudios científicos, los investigadores informan a las personas que la iniciativa emplea protocolos autorizados por comités de bioética institucionales que garantizan un buen manejo de las muestras fecales y su información.
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