lunes, 16 de noviembre de 2015
La trágica noche en París. Terrorismo y barbarie
Por Arlen Jaime Merlos
La noche del viernes 13 de noviembre quedará marcada por los múltiples ataques terroristas que se vivieron en París; una vez más a nombre de ideologías extremistas o del fundamentalismo, más de un centenar de personas perdieron la vida y casi 300 resultaron heridas. Se trata de la agresión más grave que la capital francesa ha sufrido desde la Segunda Guerra Mundial, esto justo a dos semanas de celebrarse en esa ciudad la Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático (COP21).
Recordemos que en enero de este año en París, un supermercado judío y las oficinas de una revista de sátira política, fueron el escenario de atentados islamistas. Posteriormente, el 21 de agosto turistas estadounidenses evitaron una matanza en un tren que viajaba de Ámsterdam hacia París; y una vez más, hace unos días Francia atravesó una dura prueba, a la que algunos denominan el equivalente al 11-S estadounidense.
Tras estos lamentables acontecimientos, la pregunta que surgió en el momento fue ¿Por qué París? ¿Por qué esos actos de barbarie y violencia jamás alcanzada?.
Es importante señalar que Francia se ha convertido en el aliado número uno de Estados Unidos en la guerra contra el Estado Islámico, mismo que cuenta con más de 30 mil soldados en los campos de batalla. Recordemos que tradicionalmente, Estados Unidos ha sido el enemigo principal del terrorismo yihadista; sin embargo, es evidente que ha cambiado el escenario, debido a la dificultad para atacar Estados Unidos y la ventaja de la proximidad geográfica con Francia, que ha convertido a este país en el blanco principal.
Aunado a ello, Francia ha participado en el combate armado contra el Estado Islámico, en donde ha dirigido ataques aéreos contra dicha organización terrorista en Irak y recientemente en Siria. Además, el Estado Islámico argumenta que Francia discrimina constantemente en forma deliberada a la comunidad musulmana conformada por más de 5 millones de personas, las cuales residen en ese país. Es indiscutible que no existe justificación alguna para cometer este tipo de acciones, por lo que existe un rechazo generalizado a toda acción de terrorismo en el mundo.
Es evidente que tras estos atentados habrá victimas colaterales, agravando así la crisis de refugiados que vive Europa, los cuales huyen de sus países afectados por la guerra y solicitan el refugio de alguna nación europea y que seguramente sufrirán el estigma de que los consideren posibles terroristas.
La primera respuesta de Francia fue a través de su Primer Ministro, el cual se declaró en guerra contra el Estado Islámico, además anunció que serán expulsados del país todos los predicadores islámicos radicales. Y hoy muchos se preguntan ¿Qué pasará en Francia?. Indudablemente, el panorama se anuncia complicado y tenso, tanto para la organización terrorista, las víctimas inmediatas (los franceses) y para los millones de refugiados en los diferentes países europeos que sufren ya desde sus países de origen un grave golpe de terror derivado de choques violentos por racismo, discriminación, por visiones religiosas radicales o por exclusión.
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